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El primer día había llegado, el príncipe BaekEun se despertó mucho antes de que una de las sirvientas lo despertara como comúnmente lo hacían. Se coloco su mejor hanbok, uno en tonos verdes con detalles muy pequeños en tonos más claros y al instante fue hacia la mesa que ya estaba siendo acomodada para el desayuno de la familia real.

Al ser el primero en llegar ayudo a las encargadas de servir los platillos a llevarlos hasta donde estaba la mesa. BaekEun acomodo los pequeños cojines en los que sus padres, hermano y él se sentarán,  y se dispuso a esperar la llegada de cada uno.

Lentamente aparecieron sus padres, asombrándose de ver a su hijo mayor esperándolos, ya que normalmente era la servidumbre quien esperaban a que sus hijos se dignaran a levantarse para desayunar todos juntos.

Al rato llego EunYae quien ni se inmutó, ni pregunto nada, él simplemente se dedico a comer.

Aquel desayuno fue tranquilo, como normalmente lo era siempre, solo que hoy pudieron darse el gusto de hacerlo con calma. Gracias al cambio de protocolo y planes que tenían dispuestos para ese día.

—Familia— Hablo el rey interrumpiendo la comida de los presentes en la mesa  —Tengo un aviso que darle a mi heredero pero sera un secreto, se dirá el día del gran banquete por su nacimiento.— Volvió a hablar sintiéndose muy seguro de lo que decía. —Y tu mi pequeño hijo, hoy iremos a un lugar juntos.— Dijo refiriéndose al menor, el cual asintió con una sonrisa.

—Si hijo, pensamos que esta noticia sera mejor decirla frente a los del consejo y su familia, y claramente los invitados mas importantes— Esta vez fue el turno de la reina para hablar, la cual se encontraba feliz por lo que acababa de decir su esposo.

—Esperaré hasta entonces, gracias por la comida— Dijo BaekEun con una pequeña sonrisa dibujada en el rostro. Se levantó del suelo y dio una reverencia para retirarse del comedor.

Nada arruinaría la felicidad que sentía en aquel momento.

Fue hasta una de las cocineras a la cual le pidió comida para que pueda llevar al campo, pidió una porción para dos. Y esta se la entregó con una gran sonrisa. No les parecía raro, el príncipe siempre salia con su mejor amigo.


[...]

Se apresuro en ir hasta donde había quedado de verse con su amado, y sonrió al ver que este lo esperaba sentado en el punto acordado.

Corrió hasta donde se encontraba el alto y se tiró encima de él dándole un muy fuerte abrazo. De esta forma acorralando a ChanLi contra el césped. Como siempre lo hacía.

—Te extrañe— Dijo el príncipe acurrucado su cabeza en el pecho de su amado

—Yo también mi príncipe— Dijo el alto con una leve sonrisa y abrazando el delgado cuerpo de su novio  —¿A donde quieres ir?—  Preguntó.

—Con estar de esta forma contigo basta...— Respondió el pequeño.

—Bueno... nos quedamos acá.

—¡Yah! Vamos a cualquier sitio, hoy estoy libre, pero enserio, amo estar de esta forma contigo— Al iniciar la frase el pequeño revolvió su cuerpo pero para el final se quedo nuevamente quieto presionándose contra el cuerpo del alto.

Ambos cambiaron de sitio, uno un poco mas lejano, pasaron al lado del río, al que siempre iban y cambiaron de ruta para llegar a un pequeño bosque, el cual era silencioso pero aquellas bellas flores adornaban todo el lugar.

—Esto es hermoso—  Dijo el príncipe al ver todas esas flores rodeando y ocupando cada esquina del bosque.

—No más que tu— contestó el alto.

Pasaron aquella tarde paseando por aquel frondoso bosque, o el paraíso como lo llamo BaekEun, donde ambos comieron la deliciosa comida de palacio. Ya casi para finalizar la tarde se tomaron de las manos y caminaron de regreso hasta aquel hermoso río que tanto apreciaban.

Se sentaron algo lejos de la orilla, se fueron a una pequeña especie de cueva formada por cuatro grandes rocas. En la cual ambos pudieron ver como el cielo cambiaba de todos naranjas.

El alto rodeo con su brazos al pequeño, y este al sentirlo se encogió entre sus brazos. Pronto su posición fue otra, se recostaron contra el césped seco que había dentro de aquella cueva.

BaekEun volvió a probar aquellos labios que tanto deseaba. Ambos empezaron a experimentar un beso que jamás habían dado, uno lleno de deseo. El príncipe subió sobre el cuerpo de su amado sentándose en su abdomen. Volvieron a besarse lentamente. Ya no eran besos de niños, por fin sabían lo que era un beso real. Sus labios se movían en un parejo compás y sus lenguas se rozaban con cada movimiento.

BaekEun comenzó a dar pequeños besitos en la mejilla y cuello del alto, mientras este se encargaba de tomar la cintura del pequeño entre sus manos.

ChanLi soltaba pequeños gemidos graves, casi inaudibles para su acompañante. Cuando este dejo de darle aquellos besos el alto decidió imitarlos, y al hacerlo, con el pequeño primer roce en el cuello el bajito soltó un gemido que fue aumentando mediante que las caricias y besos fueron aumentando.

《Su destino estaba marcado》


Pero en aquel momento en el que ambos empezaban a sentir palpitaciones en sus intimidades decidieron parar. Ambos querían avanzar, pero ninguno lo logro.

Cada uno se sentó como al inicio,  calmaron sus respiraciones irregulares y agitadas. A los pocos segundos por fin pudieron respirar de forma regular y ya no sentir aquel palpitar que sintieron antes.

BaekEun sabia lo que estaban por hacer, y ChanLi por su parte también tenia conocimiento de ello, pero aún se sentían inseguros en tomar aquella decisión, se amaban pero aquello seria un gran paso para los dos.

ChanLi aunque no encontró las palabras para hablar en aquel momento solo dijo un —Esperemos hasta estar listos.—  Recibiendo un:—Lo estamos, pero ninguno quiere dar el primer paso.— de parte de BaekEun, lo cual lo dejo con la boca abierta.

Dejando aquella escena ambos caminaron nuevamente hasta palacio, donde nuevamente volvieron a besarse y despedirse tal como lo habían hecho el día anterior.

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Por un lado estaba BaekEun quien no dejaba de pensar en aquello que habían hecho, y en lo bien que se sentían las caricias de su amado por el cuerpo. Deseando poder volver a intentarlo pero que esta vez nadie se detenga.

Y por otro lado estaba ChanLi quien no podía dejar de pensar en los gemidos de BaekEun y en aquella piel que no había podido ver. Su mente sucia estaba haciendo efecto en él nuevamente.

«Aquellas almas conocieron el deseo, deseaban poseerse, deseaban ser uno, el deseo enloquecía a ambos

Una segunda oportunidad [ChanBaek/BaekYeol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora