3. Winter

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Luego de haberme despedido de Mat en la puerta de la materia correspondiente, me dirigí hacia la silla vacía de todos los días, ya sentada aún la profesora no estaba presente. Lo cual agradecí porque no tenía ni un poco de ganas de escribir o siquiera escuchar.

Me puse a observar, que de hecho era algo que hacía bastante cuando estaba aburrida, o en general, podía estar todo en llamas, pero yo observaba. Me gustaba hacerlo, seguir cada movimiento de cada persona, o gesto. Me hacía sentir un poco mas... Un poco más fuera de lugar al no hacer lo mismo. 

Cuando iba al parque por ejemplo, solía pasarme horas sentada en un banco mirando frente al lago como había familias felices, mientras yo estaba sola. Y es que el ser humano es así, tiende a 'envidiar' cosas que son escasas en nuestras vidas.

En este caso, observaba todo lo mismo, primer banco.. dos chicas rubias mirando a Chauncey, quien por cierto era el líder del equipo de fútbol. Obviamente alardeando sus músculos con su diminuta camiseta lo suficientemente apretada como para simular un matambre. 

Y así había muchos, personas vacías, personas las cuales no podrías nunca hablar un tema serio que no tenga que ver con ellos. Pero sin embargo, entre toda esa multitud encontré un chico, de pelo negro, y ojos aún más. Sentado solo en una esquina. 

Tenía una chaqueta negra, su mirada fija hacia el frente, su respiración contínua mientras su pecho se inflaba, una espalda jodidamente marcada, y la mandíbula apretada. 

'Vaya' Pensé. 

Sin darme cuenta lo estuve observando como por 10 minutos, hasta que se dió vuelta, siguiendo mi mirada, nuestros ojos se encontraron. Avergonzada dirigí mi mirada hacia otro lado, nerviosa.

¿Pero qué es esto? ¿Desde cuándo me pongo nerviosa por este tipo de cosas? Mi mirada rígida y fría se recuperó nuevamente.

No dejaría que nadie me haga sentír así.

La puerta se abrió.

-A sus lugares- Dijo la profesora de historia, quien me hacía acordar mucho a mi madre.

En toda la sala se escuchaban los balbuceos. Menos el de él y yo, era como si fuéramos ajenos al resto de la clase, ambos nos parecíamos mucho.. Al menos superficialmente, los dos estábamos solos, y los dos estábamos rotos. O eso parecía. 


-Lamento la tardanza, no volverá a ocurrir. Pero se compensará ya que deberán realizar un trabajo práctico sobre los temas vistos anteriormente.- Caminó de un lado a otro.

-Pero, profesora.- Levantó la mano Liz, con sus decenas de pulseras. 

-¿Qué?- La miró fríamente.

-De a dos sería un poco más llevadero.- Dijo con esa voz de caprichosa.

-Si así lo prefieren, será de a dos. Para que vean que no soy tan dura como piensan.-

'Diablos 'Maldije para mis adentros.

-Profesora- Dije captando la atención de todos los alumnos.

-Dime Winter.- Se acomodó los anteojos.

-¿Podría hacerlo individualmente?- Pregunté cortés.

-Lo siento, las pautas las dí antes.-Anotó en la pizarra.

-¿Cómo pretenda que no lo haga individualmente si sólo soy yo? ¿Quiere que me invente una persona?- Respondí mal humorada.

-Cuide su tono. Allí hay un nuevo alumno.- Señaló al chico misterioso. -Ambos trabajen juntos.- Siguió anotando.

Nos miramos y me sonrió como burlándose, a lo que yo lo miré con repugnancia. 

¿Se cree gracioso? Idiota. 

Anoté en mi cuaderno los respectivos puntos y actividades que haría con él supuestamente, y tocó el timbre que anunciaba el horario de salida. Guardé todo y salí. 

Caminé dos pasillos y sentí que me agarraban del brazo, como consecuencia, giré violentamente.

-¿Qué te pasa?- Grité.

Era él, me estaba tomando del brazo y mirándome con sus ojos negros. De cerca era mucho más alto de lo que lo imaginé. Me llevaría como dos cabezas, era intimidante.

-¿Cuándo haremos el trabajo?- Dijo sin más. 

Su voz era jodidamente sexy, grave y tenía ese tono de cuando recién te levantas a la mañana. Era embriagador. 

-¿Podrías...- Miré su mano agarrándome el brazo.- Soltarme.-Me safé. 

-Si, ahora responde.- Dijo frío.

Lo fulminé con la mirada.

-No lo sé. Hay que hacerlo antes de el próximo mes.- Respondí lo más cortés que pude.

-Eso ya lo sé, te estoy preguntando cuando.- Me miró de pies a cabeza.

-Ehh- Me incomodó su mirada.


-Bien, demasiado rodeos. Ten.- Extendió mi mano y depositó un papel arrugado. -Cuando te decidas, llámame.- Me guiñó un ojo y se fué en dirección contraria. Dejándome con la palabra en la boca.

Tomé el papel y lo abrí. Estaba vacío.


EfímeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora