Capítulo 1

1.6K 38 8
                                    



Chicago. En los últimos ha cambiado mucho. Ya no se rige por un sistema de facciones. Ahora ya no se hacen distinciones, no en teoría, pues en la práctica quienes conocimos ese sistema seguimos diferenciando rasgos de una facción u otra en las personas. Mucha gente del exterior se ha mudado a la ciudad, pero incluso a ellos es posible clasificarlos. Hablan poco de sus antiguas ciudades, aunque coinciden cuando dicen que Chicago les proporciona seguridad y libertad.

Yo, en cambio, no he cambiado nada. Cuando terminó la guerra me mudé a un pequeño apartamento con mi madre Evelyn y acepté el puesto de ayudante de la líder de Cordialidad, Johanna Reyes. Pero eso es todo. Zeke ha escalado puestos en su carrera de policía y ahora dirige a las patrullas. Christina ha logrado ser una de las directoras del centro que gestiona la Frontera. El avance en sus carreras profesionales no es lo más significativo. Todos mis amigos han continuado con sus vidas personales, han logrado superar todo lo que pasó en la guerra. Zeke se enamoró y se casó con una policía. Christina, aunque actualmente está soltera, salió con un chico durante varios meses. Todos están dispuestos a conocer gente, a seguir adelante. Todos menos yo. Sólo mantengo relaciones de amistad con aquellas personas que ya conocía de antes del fin de la guerra. Ellos han insistido varias veces en que debo superar la muerte de Tris, mi novia, y la de Uriah, el hermano de Zeke que murió por mi culpa. Mi respuesta siempre es la misma: aún no estoy preparado para otra nueva relación, de ningún tipo. De hecho, creo que me resultaría imposible hasta cambiar de empleo.

En las últimas semanas Chicago se ha visto algo agitada. La afluencia de personas del exterior ha reducido los recursos, o al menos eso dicen los que controlan dichos recursos. Las calles, hasta hace poco pacíficas, están empezando a presenciar altercados por las noches. Zeke me lo confesó hace algunos días. Le dan mucha importancia, pues aún no saben si es una conspiración o una falta real de recursos. Un asunto de mucha gravedad en ambos casos. Las relaciones entre los representantes también se han tensado. Desde que nació el rumor de que la gente del exterior era la culpable de los problemas de Chicago, unos se han posicionado a favor y otros en contra. Varias peleas callejeras determinaron que el Consejo de Representantes cerrara las fronteras de Chicago. No sé hasta qué punto estas historias son reales. Por eso le he pedido a Marvin, el Jefe del Departamento de Archivos, que encuentre unos informes sobre la influencia positiva de la gente del exterior y sobre la capacidad de generación de recursos. Los busqué yo mismo, pero habían desaparecido de los ordenadores de la sede. Él guarda todos los informes, al menos todos los importantes, en papel, así que es mi única baza para encontrarlos. A él tampoco le parece bien que se ataque sin fundamentos a la gente del exterior, así que está dispuesto a colaborar conmigo. Marvin es la única persona con la que he conseguido entablar una relación de amistad después de la guerra. En cierto modo creo que es porque él es tan reacio a las relaciones con las personas como yo. Ambos nos limitamos al ámbito laboral, aunque nos conocemos bien personalmente. Tan sólo el hecho de que yo lo pueda llamar Marvin demuestra que existe una relación de confianza entre los dos. No sé la razón, pero odia que lo llamen por su nombre de pila. A todo el mundo, incluidos los líderes, les obliga a llamarlo señor Milano. Una vez me confesó que a mí me lo consciente porque me gané ese derecho salvando a la ciudad, aunque también creo que es porque me vio tan afectado después que no quiso corregirme y ahora ya no le importa.

Ni qué decir tiene que preferiría que estos altercados y estas divisiones no se estuvieran produciendo en Chicago, pero si han traído algo bueno es que me distraen de mi vida personal, o mejor dicho, de la falta de ésta. También distraen a las personas que me rodean y hacen que se preocupen menos por mi soledad. Sé que sus intenciones son buenas, pero me incomodan de tal forma sus insistencias que me vuelvo más incomunicativo.


Un nuevo comienzo (versión de Cuatro) Fanfic Saga Divergente de Verónica RothDonde viven las historias. Descúbrelo ahora