– Broke - llamé.
– ¿Si?
– ¿Puedo preguntarte algo? - ella asintió algo confundida - Bueno, son dos cosas. La primera es si quisieras salir conmigo hoy luego de la escuela y la segunda es: ¿por qué te mudaste?
– A la primera, si, ¿a qué hora? y a la segunda: uhm... - pensó unos segundos lo que iba a decir - mejores ofertas de trabajo - se levantó rápidamente del comedor - necesito ir al baño urgente Cal, te veo a la salida.
– ¡A las cuatro en la heladería de Ben! – grité.
Y con eso ella se fue corriendo y no la vi más por el resto del día, me dejó esperándola en la tienda de helados y nunca apareció.
Casi nunca lograba verla en las tardes, al menos de que se tratase de alguna actividad para la escuela.
Brooklyn era un rompecabezas muy difícil que yo trababa resolver.