Más de dos meses y yo no podía creerlo. Aquella tarde sólo le di mi sentido pésame a sus tíos, quienes habían quedado a cargo de ella, para luego irme a mi habitación y no salir hasta el día siguiente. Esa noticia me había caído como un yunque sobre mi cabeza, pude haber pasado más tiempo con ella, tratar de entenderla más.
Creo que nunca conoceré a una chica tan linda como ella, en su manera de ser y físico, a pesar de sus problemas. Pero ahora sé que, uno de mis hijos llevará su nombre, si, el nombre de una ciudad.
Suelo visitar su tumba con frecuencia, ella era tan joven como para dejar el mundo pero supongo que su momento había llegado y no se podía evitar. Le llevo flores, sus favoritas y aunque yo no le haya preguntado, no hacía falta, siempre dibujaba tulipanes en sus cuadernos.
Me di cuenta de lo importante que es el tiempo y lo que significa para algunas personas.
Y sin más nada que decir:
Te extraño Brooklyn, espero que estés con tu familia allá arriba y que nunca sean las cuatro treinta y siete. Extrañaré que me preguntes la hora, pero cuando sea mi turno, espero que esa se mi bienvenida.
calumhood
en memoria de Brooklyn