Después de aquella noche tan maravillosa soñando con algodones, tardé en dormirme como dos horas, y teniendo en cuenta que tenía clase a las ocho, mi cara podía ser un poema.
El maldito despertador no daba tregua, yo y mi manía de poner cinco, podría quedarme en casa excusando me en mi dolor, pero solo me serviría para darle más vueltas a las realidades que últimamente acaparaban mi mente, así que decidí echarle valor al asunto, y me vestí.
Mi madre había salido, quién sabe a donde, y lo agradecí, no me apetecía estar fingiendo una sonrisa y responder a preguntas banales como estás bien hija, seguro hija.Leila me esperaba en una esquina con los ojos llorosos.
-Janet, dios mío, ¿estás bien?
No me había percatado en que Leila también sufriría, aunque no pensé que llorara por Mark.
Tuvo un estúpido enamoramiento hacia el años atrás, nunca correspondido, Mark la veía como a mi, una prima, una hermana, y siempre rechazó algo más, luego Leila conoció a César al pasar al bachillerato, y se le fue el enamoramiento.-Tía estoy bien, he llorado muchísimo, no lo puedo creer, creo que estoy bien porque estoy en shock-le respondí.
Ella me miró con ojos apenados.
-Yo tampoco puedo creerlo Jane, un mal sueño, eso parece.
-Hazme un favor-le dije- hoy no quiero hablar de este tema, necesito desconectar.
Ella no me entendió, pero no dijo nada, caminamos hacia clases en silencio, y nos sentamos juntas mientras la profesora iba analizando unos textos de lengua.
Sonreí al ver que al otro lado de Leila se sentaba César y le daba conversación, aunque ella no parecía muy contenta, luego le preguntaría.
Pasaron las infernales horas y llegó la hora del descanso, me dirigí con Leila hacia unos bancos y empecé a comer.
Ella no comía y en sus ojos vi que quería contarme algo.
-Anda, suéltalo - le dije.
-¿Qué suelte el que? Dijo sorprendida.
-No te hagas la loca Leila, te conozco hace años, y sé que hay algo que te tiene rallada, pero no se el que, aunque intuyo que tiene que ver con tu amado César.
Ella suspiró.
-Pues si, y te sonará egoísta, pero estoy enfadada, él lleva sin hablarme todo el curso y hoy se acerca para preguntarme qué te había pasado, osea, entiendes mi enfado ¿No?.
-¿En serio? Tia sabes lo morbosa que es la gente, me habrá visto salir del examen y querría enterarse de porque me libré, no seas neurótica.
-Vaya no lo había visto así - parecía avergonzada - lo siento, soy una tonta.
Mi teoría se fue a tomar viento cuando César apoyó su mano en mi hombro en ese instante.
-Jann, ¿podemos hablar un momento a solas? - me dijo con una gran sonrisa.
La mirada de Leila contestó por mi, parecía que los ojos iban a salirse de sus órbitas y, aunque no tenía telepatía escuchaba sus gritos en mi mente diciendo ¡no! ¡ni se te ocurra!
-Ee.. Lo siento César pero tengo clase de Latín y llego tarde, ya hablaremos.
Agarré a Leila antes de que César reaccionara y me la llevé a los baños que estaban sin servicio, la profesora de latín podría aguantar sin nuestra presencia, tenía que tener una charla con mi amiga.
-Amiga explícame porque te pones así cuando Cesar se me acerca.
Ella se veía nerviosa, inquieta.
-Perdóname Janet, pero te dijo Jann, te tocó con una confianza, sé que el no es nada mío, pero me sentí traicionada.
-Dios Leila espabila, te gusta hace un siglo y ni te le acercas, sabes que no haría nada con el aunque tuviera oportunidad, que no la tengo.
-Pero es que él es tan guapo- suspiró.
Yo la miré incrédula.
-¿Y? Como si es mister universo tía, yo jamás te haría algo así. Pero otras si, y deberías reaccionar si quieres algo con él.
-Lo sé, pero tengo miedo-me confesó.
-¿Miedo? ¿miedo de qué? Si te dice que no, lo único que harás es saber la realidad y pasar página, y si es que sí, pues ole por el chico que te llevas. Recuerda Leila, tu eres la que saca una parte positiva de todo.
-¿Qué crees que te iba a decir?-me preguntó con cara de frustración.
-Pues ahora nunca lo sabremos- le contesté molesta.
-Bueno si vuelve a hablar contigo, pregúntale y me cuentas, perdón por desconfiar.- me dijo ya por fin en tono sincero.
Después de dos horas tediosas, salí de mi infierno particular, cuando vi a Leila mirando hacia un coche rojo con la boca abierta.
-Tía, para ti César, me he enamorado. - sentenció.Miré entre risas hacia el coche, y me quedé boquiabierta.
-No puede ser.
-¿No puede ser tan guapo? Rió Leila.
-No, es que lo conozco Lei.
Abel estaba allí, imponente e impresionante, hablando con par de chicas que revoloteaban a su alrededor.
-¿Qué tu conoces a ese monumento y nunca me hablaste de él?- dijo Leila enfadada.
-Lo conocí ayer, era amigo de Mark- le expliqué a mi amiga.
-¿y qué hace aquí? - vaya pregunta.
- No sé, deja que saque la bola- ironicé
Abel se quitó las mosquitas muertas de arriba, y se paró a saludar a ¡César! ¿de que se conocían esos dos? ¿esto era una broma de mal gusto?
Leila me miró muy seria y me empujó hacia ellos mientras me dijo:
-Creo que es el momento perfecto para preguntarle a César que quería esta mañana.
Cesar en multi
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Vida Mortal
Misterio / SuspensoEstaba obsesionada, lo sabia. Pero no podía parar de preguntarme que pasaría después de la vida. No sabía por donde empezar, ya que era un tema con el que la gente no se sentía Cómoda. ¿Por qué tenía tanto miedo y no evadía mi destino como el res...