El Camino.

59 6 2
                                    

Recorrió como de costumbre aquel camino empedrado. Día tras día realizó el mismo trayecto, pero esta vez algo era distinto.

— ¡Dios! —murmuró—. Siento que el camino se hace más largo. Parece interminable.

Sin embargo, continuó no sin antes encomendarse a todos sus santos. Al cabo de unas horas, se encontró con una señora.

—Buenas tardes, señora.

—Buenas tardes, Miguel.

Sorprendido, retrocedió.

—¿Cómo, sabe mi nombre?

La señora de mirada triste y gesto complaciente, señaló:

—¿Ves aquella cruz a la orilla del camino?

—Si. —afirmó ya intrigado.

Desde hace 30 años. Un día como hoy dejó flores para conmemorar tu partida, hijo.

Historias Regadas.Entre Relatos y Microrrelatos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora