La Peor Pesadilla

53 5 1
                                    

Despertó una noche con terror, su cuerpo fue abrazado por un escalofrío, no sabía cómo explicarlo, lo cierto era que Carolina descubriría encarne propia que los monstruos si existen y son más terroríficos de lo que ella pensaba.

El sudor bañó su cuerpo, quiso llorar, gritar. Debido a los constantes robos y homicidios ocurridos en su barrio, vivía con miedo de ser asesinada, violada por los tantos delincuentes que frecuentan las calles de donde reside. Ella hace ya un tiempo que dejó de salir con sus amigos por las noches, siempre la sensación de ser perseguida,viviendo en una constante inseguridad, parece un saco de nervios y todo eso ha logrado en ella un aislamiento del mundo exterior que la mantiene prisionera en su propia casa.
Carolina ha muere lentamente en la agonía, de aquella chica alegre que era el alma de las reuniones sociales, de aquella mujer que era feliz solo queda un fantasma viviente que arrastra cadenas de incertidumbre.

Su peor pesadilla se hizo realidad, despertó debido a ruidos que provenían del corredor cercano a su habitación, el pánico la invadió trato de hacer algo para salvar su vida, su corazón late tan fuerte que no puede respirar, siente que va a morir, el miedo la mantiene petrificada. En un último esfuerzo logra levantarse de la cama colocándose detrás de la puerta, esperando morir, de repente se abre el portón, en un desesperado impulso por huir, se abalanza sobre aquel desconocido y logra salir.

Se dice así misma -Corre Carolina -pero alguien más se interpone en su camino, siente el peso enorme de un cuerpo que aprisiona su frágil humanidad, la deja sin aliento -es el fin.

­Un silencio sepulcral protagoniza brevemente los acontecimientos.

-¿Habré muerto­? -Trata desesperadamente de coexistir entre lo vivido y el cadáver que es ahora.

Sólo observa una sombra que la acecha desde la oscuridad comparable al terror indescriptible que está padeciendo, cierra los ojos. Permanece inmóvil, desvalida, sola, ya no hay nada que hacer. De repente siente la caricia de la suave brisa del amanecer en su angustiado rostro que emerge por la ventana de su habitación, poco apoco aquel desconocido se va desvaneciendo por los hilos dorados de una nueva alborada que le muestra a Carolina que hay una esperanza.

Entre llantos y suspiros se da cuenta que se encuentra en su cama, reconoce el tiempo que ha perdido viviendo bajo la sombra del miedo.

-¿Como he podido vivir tanto tiempo así?

-¡Ojalá no sea tarde para recuperar mi vida!

-Que maravillosa sensación, renaceré de mis cenizas cual ave Fénix.

Carolina siente que un nuevo poder la invade a plenitud, regresándole el alma. El porvenir le augura que la pesadilla ha terminado para fecundar su libertad.

Se levanta, dirige sus pasos hacia la ventana, respira profundo y grita con todas sus fuerzas.

-¡Estoy viva!

Historias Regadas.Entre Relatos y Microrrelatos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora