Prólogo

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La lluvia caía sobre el parabrisas del auto de su padre, el rubio con una sonrisa irónica sólo seguía escuchando música para evitar escuchar los molestos ruidos de la lluvia contra el cristal, y también para dejar de lado la tristeza que amenazaba con hacerse presente en cualquier momento, fue por eso que le subió aun más a la música. El hombre peliblanco que iba a un lado de él, únicamente lo observo, notando al instante que el adolescente estaba con una aura que desprendía tristeza.

—Hey, Naruto. Tu música se puede escuchar hasta acá, debes bajarle de otra forma te quedarás sordo —gritó el padre del rubio el cuál se encontraba conduciendo.

Poco fue el caso que éste le hizo, por lo que el peliblanco tuvo que intervenir dando un codazo al hijo de su amigo. Naruto sintió el golpe de Kakashi, su mueca de molestia fue lo único que pudo apreciar antes de que éste se volteara a observar la ventana con los brazos cruzados esperando que el tiempo pasara rápido. Y sí que paso rápido ya que en media hora se encontraba en su futuro hogar, Minato fue el primero en estacionar el auto y posteriormente bajar de éste para abrirles la puerta a los dos de atrás.

—Papá me voy adelantando...—dijo Naruto saliendo del auto con una sonrisa falsa, viendo ahora un montón de casas pintadas de color azul y rojo, no se preocupó ya que sabía el número de su nueva casa la cual era roja. "Aquí vamos" Pensó al tiempo que se adentraba entre el espacio que daban las casas que estaban una enfrente de la otra, sólo tenía que localizar el número 20 .

—Maldición, tuve que haberme quedado con ellos —expresó sobandose el estómago el cual pedía comida, pues había caminado más de diez minutos y aún no encontraba el número veinte. En su mente visualizaba una imagén de su platillo favorito de ramen, estaba tan entusiasmado con la imagen que no se fijó en el camino y acabó tropezando con una persona.

—Estúpido, podrías fijarte por donde caminas —reclamó el adolescente de cabello azabache.

—Disculpa, estaba pensando en ramen y no me di cuenta —se disculpó Naruto.

—Tsk —farfulló el desconocido quien estaba apunto de irse.

—Espera, espera —sujetó su brazo para impedir que se fuera, pues tal vez sabía donde se quedaba la maldita casa o el número.

—¿Qué quieres ahora?

—¿Podrías decirme dónde queda la casa roja número veinte? —preguntó tragándose su orgullo.

—Así que tú eres el nuevo, eh —susurró el desconocido—. Está en frente de mi casa, por cierto mi nombre es Sasuke y seré tu vecino por lo visto.

—Mi nombre es Naruto Uzumaki —se presentó con una gran sonrisa para dar una buena presentación, para poder borrar la primera.

Esas fueron las únicas palabras que cruzaron en todo el camino, puesto que Sasuke iba adelante con una expresión demasiada fría para su gusto y Naruto iba detrás de él, evitando las malas miradas que le ofrecían las chicas del camino quienes murmuraban cosas como; "Ya lo has visto, es guapo pero no para Sasuke." "Já, ese rubio sólo es un estorbo para Sasuke" "De seguro que es pobre" así pasaron la mayor parte del camino, hasta que divisó su nuevo "hogar" donde ya se encontraba su padre Minato y el amigo de éste: Kakashi.

—¿Por qué tardaste tanto Naruto? —preguntó preocupado Minato, quien se encontraba a su lado en ese momento—. ¿Y quién es el chico?

Sasuke fue capaz de sentir la mirada recelosa del hombre rubio quien parecía ser la versión adulta del otro rubio.

—Tu primer día y ya estás ligando con adolescentes de aquí, Naruto —intervino Kakashi con una sonrisa divertida, pasando desapercibida por la mascarilla azul que portaba.

—¿Qué? No, no, no. Sasuke sólo me ayudó a venir hasta acá —respondió Naruto con las mejillas rojas de vergüenza, esperando que Dios se lo llevase.

—Incluso ya se aprendió su nombre, él podría ser el futuro miembro de la familia, Minato —seguía hablando Kakashi con un tono de voz calmada pero a la vez seria, mientras Sasuke estaba más que incómodo e incluso Naruto quería morir de la vergüenza.

La cara de Minato era un poema pues las palabras dichas por Kakashi no le habían caído bien.

—No sé que intenciones tengas con él, Sasuke. Pero Naruto aún sigue siendo virgen —fue lo último que dijo Minato, y también fue lo último que pudo soportar Naruto quien ahora adquiría un color rojo de la incomodidad.

—Cállate, papá. Sasuke es el vecino —repitió Naruto, esperando ser oído.

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