Naruto realmente odiaba en estos momentos a su padre. Odiaba el hecho de que lo dejara en ridículo, seguro que debió verse como un tipo virgen, ¿ahora cómo podría ver a su vecino? Sería incómodo. Sasuke seguro que se burlaría en cuanto lo viera, además que se había marchado a su casa soltando unas fuertes carcajadas cuando supo que "era virgen" aunque ello era una mentira. El tan sólo recordar aquello, hacía que la sangre de Naruto subiera por su cabeza. Recargó sus brazos por detrás de ésta, mirando el techo de la habitación. Corrección; de su ahora habitación. Le fue imposible no pensar en su madre. En su hermosa madre; Kushina.
"«Naruto, no puedes sólo alimentarte de ramen en mi ausencia, ven acá. Mamá te cocinará algo realmente sabroso»".
"«¡Feliz cumple años, Naruto! Ya cumples diez, ahora eres todo un niño grande como tú dices, papá y yo te hemos comprado un regalo que te encantará. Levántate y vayamos juntos a comer tu ramen preferido» ".
"Esa chica debe ser alguien que no sabe apreciar a una persona tan hermosa como tú, así que no llores, Naruto. Mamá te ama y más adelante encontrarás una mujer que te ame tanto como mamá»".
Dejó de recordar, en el momento que sintió un líquido resbaló por sus mejillas y el ardor de sus ojos. Pocas veces lloraba al recordar a su mamá. En realidad ella los había abandonado cuando Naruto cumplió los trece años, se marchó con su amante y nunca volvió a saber nada de ella. Una tarde simplemente se fue, dejando una nota. El rubio ese día sólo lloró, mientras su padre le abrazaba. Al parecer Minato no le había afectado en nada. Cuando cumplió Naruto 14 años decidió ser el mejor de su clase y lo consiguió. Todo con tal de que Kushina volviera a casa, esa fue la esperanza del rubio. Después se convirtió en un adolescente despreocupado de la vida, cuando se dio cuanto que su madre nunca regresaría. Ahora a los diecisiete años de edad, aún necesitaba el amor y apoyo de su madre.
Unos golpes pegando contra la puerta de madera, hicieron sacar al rubio de sus pensamientos.
—¿Qué quieres, papá? —preguntó Naruto. Incorporándose de la cama.
—Siento lo de antes, pero fue imposible no sacar mi lado paternal contra ese chico —desde el otro lado de la puerta Minato se rascó el cabello con nerviosismo.
—¿Cómo fuiste capaz de decirle a Sasuke qué era virgen? Esa es una mentira.
—¡¿Qué?!
—Sigo molesto, papá. Pero si ahora te vas, mañana estaré como si nada hubiese pasado.
Minutos después se escuchó unos pasos abandonando el otro lado. Naruto soltó un suspiro de alivio, estuvo a poco de arruinar todo. Se puso sus pantuflas y salió al balcón que tenía la habitación. Podía observar el otro balcón, tenía una vista perfecta desde su posición. La brisa despeinó por completo su rubia cabellera, haciendo que una carcajada escapara de él. Se pasó más de diez minutos apoyando su espalda contra las barandillas, hasta que se cansó, apoyo sus manos contra el metal para irse adentro. Pero fue interrumpido por el sonido de un piano, que provenía de la casa de a lado. La melodía que tocaban era una de las favoritas del rubio, por lo que le fue imposible no empezar a cantar. Se dejaba llevar por las notas, cantando en un perfecto inglés:
«I've been watching your world from afar,
I've been trying to be where you are,
And I've been secretly falling apart, unseen.
To me, you're strange and you're beautiful,
You'd be so perfect with me but you just can't see,
You turn every head but you don't see me...Se retiró a su habitación una vez las notas se dejaron de escuchar, había cantado toda la canción sin darse cuenta. Lo único que pensó el rubio al irse fue; ¿hace cuánto no cantaba? A mamá le encantaba.