Acto 2: Capítulo 1

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Capítulo 1: Iniciada

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Capítulo 1: Iniciada


El mundo es similar a un espeso charco de agua estancada. A veces está vacío, otras lleno, y en algunas ocasiones en lugares particulares se vuelven cristalizaciones de un pasado reciente. Uno que varios quieren recobrar y otros enterrar en lo más profundo de la tierra.

Cada día que la lluvia cae al otro lado de la ventana, afloran los mismos sentimientos.

Es una vista especial, la cual ella recuerda haber observado con gracia durante toda su vida. Sin embargo, ninguna es como la de hoy; una perfecta luna de película que nada entre nubes grisáceas.

Ella desde su cojín junto al ventanal alza su mano, el lograr alcanzarla es imposible para una niña. Su padre siempre decía que algún día lograría lo que nadie más ha logrado, aunque su rostro ya no muestre la característica sonrisa que le ofrecía en aquel entonces. Su madre, a pesar de ser algo gruñona, la cuidaba con todo el amor que una madre podía otorgar.

Ambos no llevaban una relación muy placentera. Sus peleas se mantenían a escondidas para que la dulce hija que debían de criar debidamente no los escuchara. Pero ella lo sabía muy bien.

«No quiero que se separen», le deseó a la luna. «Siempre estaremos juntos como una hogareña familia feliz... Porque todos somos parte de uno solo».

Ahora, luego de tantas veces que oró, al fin su proclamo se volvió realidad.

La única luz que resplandece en la habitación, repleta de extraños artilugios blandos donde la niña descansa, proviene de la luna. Ella se ha enamorado de tal magnifica estructura nacida en el universo.

Escucha crujir el suelo de la casa. Decir si es del pasillo o los cuartos es imposible. De igual manera, tal cosa no conlleva ninguna importancia para la niña, sus padres ahuyentarán a cualquier fantasma que venga a hacer de las suyas, o quizás...

¿Vinieron visitas?

Nunca conoció a su abuela, murió tiempo antes de su nacimiento, así que ella no puede ser. Los tíos rara vez venían, y si lo hacían solían llamar antes, principalmente a ella para darle una grata sorpresa a su padre cuando viene cansado del trabajo; ellos tampoco. ¿Hay alguien más? Oh, cierto... está mi mejor amiga Celeste.

Hace un año más o menos ella se enteró que Celeste, quien vive al lado, de vez en cuando se asusta al ver a sus padres pelear. Es algo común ahora, agradezco que mis padres no son así, le dijo al momento en que le otorgó una copia de la llave de su casa. Claro, dicha llave se la dio su padre para su hija, con la excusa de que la extravió. Y así, de vez en vez, Celeste venía a la casa de su amiga y se ocultaba en su cuarto.

Con un débil crujido de las oxidadas bisagras, la puerta del comedor donde está la familia se abre lentamente. Qué extraño, Celeste no suele venir aquí, piensa.

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⏰ Última actualización: Mar 17, 2016 ⏰

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