Corazones rotos

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Su madre la miraba con los ojos abiertos como si fuera un bicho raro, ella solo estaba ahí parada frente a su madre con el cabello enmarañado, unas ojeras enormes y cara de zombie.
-¿De dónde vienes?-preguntó la mujer con voz firme y fuerte
-De mis prácticas de yoga- contestó sin expresión, Tom la había dejado exhausta después de haber follado toda la noche.
Tom conducía por la enorme pista su amado Audi, el trayecto a casa se le hacía eterno, parecía que la suerte se empeñaba en restregarle en la cara lo mal que le estaba yendo. Giró su rostro hacia el asiento del copiloto, Bill había estado ahí, con su cabello siendo ondeado por el viento y con ese aire risueño y encantador propio de él. Negó efusivamente con la cabeza tratando de concentrarse en el camino frente a él. Sí, era encantador...Sí, le encantaba... Pero no, no podía permitírselo.
Bajo de su amado R8 y entro a la casa dando grandes zancadas, ya no le importaba nada. Lo único que quería era ir a su alcoba y darse una ducha de agua caliente. Subió por las escaleras saltándose algunos escalones para llegar más rápido y deshacerse del perfume que la chiquilla había dejado en su piel. Entro a la habitación se quitó el saco negro que llevaba puesto y lo dejo sobre la cama, camino hacia la ventana para observar un rato el paisaje, el día estaba hermoso, había un cielo despejado con algunas nubes esponjosas y un sol que brillaba con fuerzas dándole al jardín un aspecto de paz. Tomó sus binoculares que descasaban sobre un buró y observó con atención, ahí estaba Bill cubriéndose del sol bajo un árbol. Luciendo tan Inocente, tierno, y tranquilo... Tan Bill
-¿Qué demonios estás viendo- no escucho la puerta abrirse cuando entro su hermana y se acercó a él para arrebatarle bruscamente los binoculares.
-Por cierto... Ya lograste algo con el aspirante a sacerdote?- preguntó la rubia en un tono frío y sarcástico
-Aún no... Pero te prometo que Bill será mío antes de que termine la semana- contestó Tom con fastidio, últimamente no soportaba tener a su hermana cerca y esa maldita apuesta lo estaba cansando.
-Pues creo que al paso que vas...-se giró para quedar frente a frente con su hermanastro-Deberías darme las llaves de una vez- sonrío con malicia- no puedo esperar a subirme en ese hermoso coche tuyo-lamió su labio inferior intentando provocar a su hermano
-Hermanita...-Tom fingió una sonrisa tierna y la miro a los ojos- en lo único que te vas a subir es en mi- soltó una pequeña risa y salió de la habitación dejando a Serena bufando. Había olvidado la ducha, ahora tenía algo más importante que hacer...
-Hola- saludó tímido y sonrío cuando Bill alzó la mirada para verlo desde abajo- ¿Puedo acompañarte?
-Claro- respondió el andrógino secamente.
Tom se sentó al lado de él y acercó sus labios a su mejilla para darle un beso, Bill cerró sus ojos sintiendo un estremecimiento en todo su cuerpo con solo sentir los labios del rompe corazones sobre su mejilla. Tom fue bajando hasta la comisura de sus labios con pequeños besos que llegaron hasta su boca, lo beso... Movía sus labios posesivamente sobre los del menor probando cada centímetro de esos deliciosos labios que lo habían enloquecido, Bill puso una mano sobre su pecho y lo apartó dándole un pequeño empujón.
-Tom... No- dijo Bill en un murmuró que apenas podía escuchar. Tom se levanto quedando frente a Bill que se quedo entrado en el mismo lugar
-¿Por qué te resistes Bill? Sabes que me gustas Y sé que también sientes algo por mí, ¿Por qué me rechazas?- Tom reprochaba a Bill alterado y gritando haciendo que Bill le temiera por un momento
-Porque no confío en ti-Bill se paró del lugar del que estaba sentado para enfrentar a Tom,- Eres un egocéntrico, no te importan los sentimientos de los demás... Y dudo que tengas tú mismo tengas sentimientos- la voz de Bill se quebró al decir la última frase, no sabía porque, pero le dolía-Eres un idiota- agregó en un susurro
-Y tú un egoísta Bill, estoy aquí frente a ti, ofreciéndote todo lo que soy y tú te resistes a aceptar que sientes algo por mí, ¿Tienes idea de cuantas chicas habrían deseado estar en tu lugar hace un momento?- Soltó Tom sin importarle nada. La mirada de Bill cambio, sus ojos se llenaron de lágrimas y apretó sus puños.
-Lo siento, pero yo no soy una chica... Yo no caigo rendido ante tu mirada no se me alborotan las hormonas con tu sonrisa- apenas podía hablar con la voz quebrada por el nudo formado en su garganta.

Alex había llegado hace unos minutos a la mansión Kaulitz, siendo acompañada por su madre quien estaba tomando un café con Charlotte mientras ella platicaba con Serena.
-Serena...- Alex mordía su labio inferior de pronto se sentía muy nerviosa por lo que le iba a confesar a su tutora-Hay algo que quiero decirte... Es sobre tu hermano Thomas
-Claro, dime- le animó la rubia a hablar
-Es que...- se acercó a su oído y susurro todas las guarradas que Tom le había hecho, sin que la chica pudiera verla Serena esbozó una sonrisa llena de malicia y satisfacción- y luego sentí que mi cuerpo tiritaba y después una explosión
-¿Y te gusto?- interrumpió la rubia lo que la joven le estaba contando. Alex miró a todos lados para asegurarse que nadie estuviera cerca
-¿Es algo malo?-preguntó inocente la joven
-Querida, tuviste un orgasmo... No es nada malo, es normal... Ahora debes aprender más sobre el sexo, acostarte con todos los chicos que puedas así adquirirás experiencia y harás muy feliz a Justin- le decía la rubia como si le estuviera dando el mejor consejo del mundo.
-Pero eso me convertiría en una prostituta-
-Claro que no- Serena quería ahorcarla en esos momentos- todo el mundo lo hace... Es solo que nadie lo dice- puso su dedo índice sobre sus propios labios como si estuviera guardando un secreto
-¿Es como una sociedad secreta?- preguntó la chica emocionada
-Sí, es como una sociedad secreta- dijo la rubia con una sonrisa amplia su plan no podía estar yendo mejor...
-Oh, sí, una sociedad secreta oh, sí- la morena bailaba moviendo sus caderas de un lado a otro y Serena solo rodó los ojos por lo ridícula e infantil que se veía.
Bill terminaba de colocarse su pijama dispuesto a acostarse sobre la cama y no despertar hasta el día siguiente, unos suaves golpes en la puerta llamaron su atención fue a abrir la puerta, retrocedió unos pasos dejando a su primo entrar. Tom entro a la habitación cerrando la puerta para tener más privacidad
-Solo vengo a despedirme, me iré a San Francisco a pasar el verano- hablo pausadamente y en voz baja
-Tom, no quiero que te vayas molesto conmigo- Hablo Bill con un tono de arrepentimiento y suplica
-No te preocupes- Tom se giró para salir de la habitación pero segundos después volteo a ver a Bill con una expresión de enojo
-¿Sabes qué? Eres un hipócrita- Bill frunció el ceño y lo miro con molestia- te la pasas diciendo que quieres encontrar el amor verdadero pero lo tienes justo enfrente de ti- señaló a sí mismo con el dedo índice-y lo rechazas, y eso... Te convierte en un hipócrita- el silencio que se formó entre ambos era demasiado incómodo y la tensión se podía cortar con un cuchillo.
Bill camino hasta Tom pasando acercándose a él quedando a pocos centímetros de su cuerpo, estiró su mano rozando la cintura de su primo y alcanzó la perilla de la puerta para poner seguro. Lo miro unos segundos a los ojos y colocó sus manos en sus mejillas para atraerlo a él haciendo que sus labios se juntaran en un beso que ambos deseaban y que ya no se iban a negar... Tom comenzó a caminar hasta que chocaron con la cama, Bill había logrado abrir el cinturón del mayor cuando rompieron el beso.
Se sentó en la cama mientras Tom lo miraba aún de pie, se desabrochó los botones de la camisa de seda de la pijama dejando ver a su primo su pecho desnudo, Tom admiraba la belleza del cuerpo de Bill y deseaba besar la estrella tatuada en su cadera.
Ambos se miraron a los ojos, Tom tenía la mirada llena de deseo, lujuria y... Amor.
-No puedo- negó tratando de hablar con voz firme pero le falló por el nudo que se había formado en su garganta. Bill estaba ahí ofreciéndole su cuerpo, su virginidad y su amor... Y el ganaría una maldita apuesta, no podía con eso, no podía hacerle eso a Bill.
Salió pronto de la habitación sin mirar atrás dejando a Bill solo, llorando y avergonzado. Se abrazó a su cuerpo y dejó salir sus lágrimas para que se llevarán el dolor que Tom había dejado.

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