Cautivador y peligroso

724 76 8
                                    

Un buen libro acompañaba su velada. Sus ojos repasaban la misma línea una y otra vez, su mente viajaba a un lugar que él pelinegro parecía conocer. Comenzaba con unos hermosos ojos color chocolate y se perdía en una oscura cabellera. Sacudió su cabeza efusivamente y se concentró en cada palabra que leía... En vano. Un ruido ensordecedor lo saco de su lectura.
La música llegaba a sus oídos, Bill bufo molesto y cerró el libro sin cuidado y lo dejo en la mesita de noche, se colocó un albornoz blanco y salió de la habitación molesto. Su alcoba era la única que estaba cerca de la alberca y tenía acceso a ella por un ventanal enorme.
-¿Sabes que esa música se escucha en todas las habitaciones?- le preguntó alzando la voz con un tono de molestia
-No, en realidad solo se escucha en la tuya- Tom giró su rostro para mirarlo con una sonrisa- quería animarte un poco
Bill rodó sus ojos y se giró para volver a su habitación, estaba demasiado cansado para lidiar con su primo en esos momentos
-Vamos Bill, no te hagas el duro solo quiero invitarte a nadar un rato- Bill miro a la alberca que se veía muy tentadora lo pensó unos segundos y asintió.
-Espera un segundo, iré a cambiarme- se cambio rápido por un bañador azul cielo dejando su torso desnudo mostrando su suave y blanca piel marcada por una estrella en su cadera
Salió de la alcoba y llego hasta la alberca encontrándose a su primo de espaldas completamente desnudo
Se quedó sin palabras al ver la marcada espalda de su primo pensamientos de deseo invadieron su mente quería besar y probar la bronceada piel del Casanova.
-Ah, ya llegaste... Espera un segundo mientras me pongo mi bañador- le dijo Tom de manera natural como si estar desnudo fuera lo más normal del mundo
-Oh por Dios, Tom podrías vestirte- Bill se cubría la cara ocultando sus mejillas sonrojadas
-¿Qué pasa Bill? ¿Te molesta mi desnudez? Somos hombres tenemos lo mismo ahí abajo- termino de decir con una sonrisa.  Camino hasta él y le quitó las manos de la cara.
-¡No! Solo vístete, vístete de inmediato- Bill se volteó dándole la espalda a Tom esperando a que el pervertido de su primo se pusiera su bañador
-Como quieras- dijo el trenzado
Bill apretó sus ojos con fuerzas tratando de borrar aquella imagen que se había impregnado en su mente
El perfecto cuerpo de su primo iluminado por las luces de los alrededores. Un sucio pensamiento se apoderó de su mente por unos instantes, apretó de nuevo sus ojos
Tom camino hacia él observando la curva de su espalda, lamiendo sus labios cuando sus ojos bajaron hasta el trasero redondo y firme del joven. Se acercó a él y soplo cerca de su oído, un estremecimiento recorrió el delgado cuerpo de de Bill. El
Trenzado se alejó de él dejando a Bill con una sensación de frío. Escucho el
sonido del agua avisándole que Tom habia entrado a la alberca de un clavado, se giró y fijó su mirada en el apuesto chico que lo miraba de manera seductora con esos ojos color chocolate y mirada profunda que lo habían cautivado. Tom fingía tener el control de la situación en ese momento, cuando en realidad era Bill quien lo ejercía sobre él, por su belleza exótica, diferente y dulce que lo había envuelto desde la primera vez que le regalo una sonrisa.
-¿Te vas a quedar mirándome toda la noche?- preguntó Bill con una sonrisa burlona
-Podría hacerlo- contestó Tom sin prensarlo- ahora ven, entra el agua está deliciosa-le invitó
Bill camino hacia la alberca siendo observado por Tom en cada pequeño movimiento que hacía
-Realmente te ves hermoso bajo la tenue luz- le dijo Tom de manera galante
-Gracias, eres muy dulce, ¿así es cómo consigues llevarte a tus presas a la cama?- preguntó Bill con sarcasmo
-De veras me sorprendes, no sé de dónde sacas eso...- le dijo el chico de trenzas sonriendo
-Déjame recordar mi parte favorita- Bill pensó unos segundos recordando algo- Es tan cautivador como peligroso,se presenta como un ángel encantador ante sus presas hasta que consigue llevarlas a la cama...Ninguna chica que ha pretendido se ha negado y cada una de ellas lo ha lamentado
-Podrías al menos tener la decencia de decirme quién hablo tan despiadadamente de mí para afrontarlo- preguntó el chico forzando una sonrisa
-No... No puedo decirte, además no debería importante tanto si fuera mentira
-Discúlpame... He hecho cosas de las que de verdad me avergüenzo- admitió el chico con un gesto triste y avergonzado
-Lo siento, no quise hacerte sentir mal- se disculpó Bill sinceramente
-Descuida... Es solo que tú, con todos tus valores, tus ideales, tan seguro de ti mismo y de tus decisiones... Eres alguien a quien realmente admiro.
-¿En serio?- sonrío el otro orgulloso
-No miento, además estás lleno de cualidades, eres inteligente, hermoso y decidido- Tom se acercó a él lentamente y apartó un mechón de cabello mojado que caía sobre su rostro y pudo ver una llama en los ojos del rastudo. Sonrío triunfante
-Sabes bien que tengo novio-sentenció Bill alejándose un poco del Casanova
-Oh si, ese tal... Andy, es curioso que lo menciones hasta ahora-
-Andy está de viaje, es un gran chico y lo extraño mucho...
-Me gustas- lo interrumpió Tom con un leve susurro. Bill se sorprendió y se alejó de él decidido mirándolo fijamente a los ojos
-Tú no eres mi tipo, galán, y enumerar mis cualidades no te hará ganar puntos. Puedo considerar llevarme bien contigo como primos... Y no estoy muy seguro de eso. Bill salió de la alberca, envolvió su cuerpo en una toalla y dejó ahí a Tom indignado.
Tom como cualquier hombre no podía evitar que por su mente pasaran todo tipo de imágenes sensuales y lujuriosas.
Unas horas más tarde Tom meditaba bajo el chorro de agua de la regadera. Con las manos recargadas en la pared a la altura de los hombros y la cabeza agachada, su mente se concentraba en una sola cosa... Aquella persona que había revelado sus crueles intenciones, la pagaría.

Juegos Perversos (Toll) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora