Conociendo a la victima

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Habían pasado un par de horas y Serena Trümper se encontraba en una lujosa oficina, se aseguró que no hubiera nadie cerca y se apresuró a cerrar la puerta con seguro dejando salir un ligero suspiro al sentirse segura
Sabía que la oficina no era suya pero estaba necesitada y no era una necesidad de una de sus más grandes adicciones, sexo salvaje, era una necesidad que solo ella y Tom conocían... Tomó el dije en forma de cruz que colgaba de su largo rosario de oro blanco con incrustaciones de hermosas piedras de zafiro. Giró la parte más larga de la cruz abriendo un pequeño envase de la parte de arriba sobresalía una especie de cucharilla y la parte de abajo contenía una deliciosa cantidad de ese polvo mágico que la hacía perderse. Cargo la cucharilla con la dosis necesaria para ese momento, no era mucha ya que tenía una entrevista y necesitaba relajarse, la acercó a su nariz e inhalo con fuerzas sintiendo como su delicioso néctar de vida la tranquilizaba... Su amada cocaína. Se limpió los restos que quedaban en su perfilada nariz y se paró para quitar el seguro de la puerta.
Minutos después la señora Olivera entraba seguida de su hija Alex, iban a discutir el tema de las actividades tutoriales de la joven que iba a ingresar en el próximo periodo escolar del instituto Wellington.

-Me da mucho gusto que haya aceptado ser la tutora de mi hija, señorita Trümper- decía halagando a la joven rubia la madre de la joven Alex- Solo espero que Alex alcance los estándares establecidos

-Será una placer- contestó simplemente la rubia pero con la elegancia que la caracterizaba

-Serena Trümper es la alumna más popular del instituto Wellington-volvió a hablar la mujer con acento latino dirigiéndose a su hija- haz caso de todos sus consejos y triunfaras. Ahora, me gustaría saber ¿Cómo lo hace? ¿De dónde saca su fuerza?-

Serena sacó su rosario mirándolo con devoción ante la atenta mirada de la joven y la mujer que estaban frente a ella

-Sé que sonará cursi, pero cuando siento que las cosas se ponen difíciles o tengo alguna tentación, me encomiendo a Dios y él me soluciona el problema- termino de decir con una sonrisa dulce en sus labios

-Eso es muy Hermoso señorita...
-Y ¿Cómo son los chicos?- preguntó de repente la joven que había permanecido callada hasta el momento

-Alex, no podías pensar en otra cosa- le reprendió su madre- debe entenderla, ella nunca ha estado en un colegio mixto antes- se disculpó la mujer morena ante la joven rubia

-Eso es perfectamente comprensible y puedo decirle a Alex, que del instituto Wellington salen mayormente jóvenes muy formales, aunque siempre puede haber una que otra manzana podrida.

-Como tu hermano Thomas, ¿Cierto?- preguntó inquisidora la señora Olivera
-Sí, él es un buen ejemplo... Pero no se preocupe, Alex estará bajo mi cuidado y protección
-Es bueno saberlo- la mujer dio por finalizada la entrevista y salió con su hija de la oficina.
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Bill caminaba con su hermosa tía por los enormes jardines de la mansión mientras escuchaba lo que su tía le decía. De pronto un disparo resonó tan fuerte que hasta ellos pudieron escucharlo

-¿Qué habrá sido eso?- preguntó Bill un poco asustado. Charlotte soltó una pequeña risa y miro a Bill

-Ya llego tu primo Thomas- Bill asintió aún sintiendo su cuerpo temblar por el susto pero siguió a su tía quién iba en busca de su hijo

-Hola mi amor- la mujer saludo a Tom con una enorme sonrisa y lo abrazo con fuerzas como si tuvieran mucho tiempo sin verse

-Hola madre, hoy estás más hermosa ¿Cómo le haces?- halago a su madre con una sonrisa amplia y brillante-Hola Bill, como has crecido- Bill se quedó mirando a su primo, había sacado la belleza de su madre; un hermoso perfil casi perfecto, nariz respingada y un poco pequeña pero encajaba perfectamente con su rostro y sus ojos... Sus ojos eran tan hermosos que podías perderte en ellos, en ese color marrón y esa mirada profunda

-¡Bill, cariño! Tu primo te está saludando no seas descortés- lo regaño su tía que afortunadamente no se había dado cuenta que estaba perdido en los ojos de Tom

-Vamos primo, hay muchas cosas que contarte y también quisiera que me contaras- le dijo Tom tomándolo de la mano para llevárselo a otro lugar de la casa.

-Entonces nunca te has enamorado realmente?- preguntó Tom mientras subían unas pequeñas escaleras que los llevaba a una pequeña mesa que estaba en la terraza

-No, nunca me he enamorado señor Kaulitz- contestó él pelinegro con rastas bi color mientras sonreía
-Ay, por favor Bill ¡Somos primos! Llámame solo Tom
-Esta bien, solo Tom- y empezó a reír suavemente al ver como Tom rodaba los ojos y negaba con la cabeza
-Pero yo sí debo exigir que me llames joven Bill

-P..pero qué demonios...
-Jajaja es broma, es que acaso aquí no hacen bromas o más bien tú no sabes reír- se burlo Bill

Tom no contesto y frunció el ceño con un gesto serio en su cara
-Parece que no te gusta reír ¿Verdad?- preguntó Bill tímido e incómodo
-No es eso, me confundió tu comentario, eso es todo- respondió el con seriedad

-Lo siento
-No te preocupes, hablando de otro tema leí tu artículo en la revista
-¿En serio y que te pareció?- preguntó el menor con una sonrisa

-Bastante... Abrumador- Bill frunció el ceño haciendo un gesto de confusión
-Que extraño, la mayoría de la gente lo amó y me han halagado mucho por mi manifiesto.

-A mí me parece algo perturbador que critiques una forma de placer que no has experimentado

-No critique el sexo- se defendió el inocente y guapo joven-Solo deje en claro lo que pienso del sexo, creo que las personas hoy en día tienen sexo solo para satisfacer sus necesidades sin sentir amor y lo hacen sin responsabilidad para después no hacerse cargo de sus consecuencias

-Entiendo tu punto... Y creo que tú ves más allá de la simple satisfacción
-Así es- contestó orgulloso
-¿Acaso eres a-sexual?
-¿Perdón? Preguntó Bill indignado- no, no soy a-sexual, pero creo que es algo que debe hacer cuando estás enamorado de verdad.

-Lo siento, es que percibí un aire de aberración sexual, todos tenemos la necesidad del sexo

-Sí, sobre todo tipos como tú,¿Cierto?
-¿Disculpa?
¿Qué crees que he oído de ti? Tengo tus antecedentes primito- Bill se levanto de la mesa dejando a Tom confundido.
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La suave melodía que sonaba a través de las cuerdas del violín embriagaban de paz la casa decorada en su mayoría por el color blanco. De pronto una nota chillante y fuera de tono se escuchó haciendo que los cristales temblaran

-No sirvo para esto, ¿Escuchaste? Sonó como un elefante
El chico rubio y cabello desordenado con un hermoso rostro sonrío tiernamente

-Lo estás haciendo mal, primero debes tomar de esta forma el violín- pasó su mano lentamente por la pierna de la chica y acercó sus labios a su oído susurrando algo- debes sentirlo, dejarlo fluir- decía suavemente haciendo que la chica se estremezca al sentir su cálido aliento cerca de su cuello
Deposito un beso en uno de los hombros de la chica que se encontraba en un estado de completa relajación y placer, sin saber que alguien los observaba desde una esquina escondida con una sonrisa malévola.

Juegos Perversos (Toll) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora