Fuera del juego

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Terminaron el beso sin importarles nada, dejando atrás el dolor, las palabras y... El juego.
-¿Quieres ir a casa? Pregunto Tom tiernamente sin alejar su mirada llena de ternura hacia el pelinegro- El chico de rastas solo asintió con una leve sonrisa y un notable sonrojo en sus mejillas.
-Creo que debería avisarle a mi tía que no iré a casa esta noche- dijo mientras sacaba su celular de la bolsa, Tom se lo quitó y le dedico una suave sonrisa
-Prometo llevarte a casa de tu tía antes de que se de cuenta que no llegaste a dormir- Bill de nuevo asintió pero no muy seguro esta vez.
Atravesaron el centro comercial tomados de la mano, compraron un helado para Bill quién iba contento comiendo su helado y riendo por algún mal chiste de Tom.
Cuando salieron ya la luz del día había desaparecido por completo dejando ver una hermosa luna grande y brillante, el coche tan negro como la noche los esperaba en el aparcamiento donde lo había dejado el trenzado horas atrás, Tom se acercó a la puerta del copiloto y la abrió haciendo que Bill se sonrojara.
Nunca había tenido ese tipo de actitudes con nadie y se sentía raro... Pero valía la pena al ver la carita de Bill bañada en un tono rosa y esa pequeña sonrisa tímida en sus labios.
El centro comercial estaba retirado de la mansión Kaulitz, por lo que Tom conducía a una velocidad suave y sin prisas... No le importaba llegar dos semanas después si estaba al lado de Bill escuchando su hermosa voz hablando sin parar, Tom solo reía ligeramente por la forma en la que Bill hablaba de todo y a la vez de nada.
Era un placer que solo los dioses podían tener, conducir y escuchar a Bill hablar.
Al llegar a la mansión, Tom dejó el coche frente a la puerta principal sin importarle, ya después el chofer se encargaría de el. Bajó del auto sonriendo y se acercó a la puerta del copiloto para ayudar a Bill a bajar el joven rastudo se tropezó y casi cae de bruces al suelo pero Tom logró atraparlo a tiempo para que no se rompiera la nariz. Ambos rompieron en carcajadas tratando de calmarse el uno al otro para que no los descubrieran... Lo que no sabían es que alguien ya sabía que estaban ahí, los observaba desde el balcón con una mirada llena de rabia y odio... Pensando en que Tom no iba a salirse con la suya, aunque por hoy, le dejaría robarle la inocencia al ñoño de su primo, ya después vería la forma de tomar el control de nuevo.
-Me siento un poco nervioso por estar aquí... Creo que mejor debería irme- dijo el rastudo al sentirse incómodo cuando entraron a la habitación de Tom- El trenzado sintió un vuelco en el estomago, tal vez Bill se había arrepentido y él no iba a obligarlo a hacer algo que el joven no quisiera
-¿Serguro? Puedo llevarte a tu casa... Si eso es lo que quieres- expresó con un pequeño tono de decepción en su voz
-¿Por qué me trajiste aquí, Tom? Pregunto el rastudo, queriendo saber cuáles eran las intenciones de su primo. Tom se acercó a él y lo acercó a su cuerpo tomándolo por la cintura haciendo que sus dos cuerpos chocarán suavemente
-Porque te amo, y quiero que lo sepas, porque estoy arrepentido de todas las estupideces que eh hecho y porque... Quiero hacerte sentir seguro de mi amor- la voz ronca y profunda que había utilizado el trenzado hizo que a Bill le temblará todo el cuerpo como si una descarga eléctrica hubiera invadido su cuerpo
-Tom, yo... Quiero hacerlo, pero tengo miedo, es mi primera vez ¿sabes? Quiero que sea algo especial e inolvidable- Tom sonrió por la ternura que sintió en su pecho al escuchar la voz de Bill tab débil y suave como si de un niño pequeño se tratara
-Prometo que será especial e inolvidable... Solo déjame amarte- El inocente joven de rastas bi-color asintió después de unos segundos, sintiéndose más relajado, de alguna manera Tom le hacía sentir en calma y seguro. El trenzado acercó su rostro al del joven virginal y casi angelical que tenía enfrente y suavemente rozó sus labios una y otra vez sintiendo como la respiración del otro se aceleraba cada vez más, lamió su labio inferior con la punta de su lengua haciendo que el cuerpo del otro joven se estremeciera, junto sus labios e introdujo su lengua en la boca del inocente joven en sus brazos haciendo que este dejara salir un pequeño gemido ahogado.
Las luces de la habitación estaban apagadas y sus cuerpos eran iluminados suavemente tan solo por la luz de la luna que se filtraba por la ventana, Tom tenía dos dedos que había lubricado antes dentro de Bill quien se retorcía entre el dolor, el deseo y el placer.
-¿Estás listo?- Bill apenas pudo escuchar el murmuró que salió de la voz de su primer amante y solo pudo asentir sin poder decir una sola palabra.
Tom se acomodó entre las piernas del joven y le aviso que iba a penetrarlo. Bill lo miro a los ojos y asintió indicándole que estaba listo para recibirlo.
Lo penetro lentamente sin dejar de admirar el rostro de Bill, notando como su ceño se fruncía ante el dolor y la incomodidad, se detuvo unos segundos
-¿Estás bien? Le pregunto preocupado al ver su expresión
-Sí,sí estoy bien, no te detengas- dijo con la voz entrecortada
Tom entró en el por completo haciendo que el joven casi angelical dejara salir un pequeño grito.
-Tranquilo, lo haré lento y suave, no voy a lastimarte- le dijo Tom al oído para calmarlo un poco, empezó a mover sus caderas suavemente haciendo un lento vaivén entrando y saliendo del joven rastudo quien estaba al borde de perder la razón por el placer que estaba sintiendo, aferrándose a las sabanas rojas de seda, gimiendo y diciendo palabras un poco difíciles de entender. Tom sentía que no podía más, su cuerpo le exigía más, aceleró el ritmo de sus movimientos, dejando salir pequeños gemidos roncos. Bill aferro sus uñas en los hombros de su amante haciéndolo sangrar un poco por la fuerza que utilizó al rasguñarlo cuando sintió él climax, Tom también estaba a punto de llegar y solo bastaron tres embestidas más para derramarse dentro de su pequeño ángel.
-¿Estás bien?- preguntó Tom con la respiración entrecortada tratando de recuperarse del orgasmo
-Sí, nunca me había sentido tan bien... No sé cómo pude vivir sin esto tanto tiempo- Bill sonrió tiernamente y Tom dejó un suave beso en sus labios para después dejarse caer en los brazos de Morfeo.
Gracias por leer mil besos 😘

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