-Capítulo 1-

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La clase de Historia Americana me aburría cada vez más. Quería salir de ese lugar lo antes posible, odiaba la escuela. Debía aguantar a los profesores, a mis molestos compañeros, estudiar y bueno los que vayáis a la escuela ya sabéis cómo es la cosa. Miré mi reloj una vez más, no habían pasado ni diez minutos desde la última vez que lo había visto. Una bola de papel calló en mi banco, miré hacia todos lados y me encontré con la sonrisa maliciosa de Nathan, mi mejor amigo.

-Ábrela -articuló con los labios.

Abro el pedazo de papel arrugado y leo lo que estaba escrito, con una letra casi ilegible por cierto.

-¿Preparada para la explosión? -decía la nota.

¿Explosión? ¿Cuál explosión? Piensa Alyssa.

Luego de unos segundos forzando mi mente a pensar, vino a mí la explosión de la que hablaba Nath. Habíamos colocado una bomba de tinta en la cajonera del director, y luego de espiarlo durante una semana habíamos llegado a la conclusión de que siempre entre las nueve y diez de la mañana, abría su cajón del escritorio para sacar el bocadillo que su secretaria la señora O'Connor dejaba en su cajón a primera hora. Miré mi reloj y en efecto faltaban tan solo unos minutos para las nueve.

-En unos minutos escucharemos nuestros nombres por los altavoces -escribí en la nota y se la lancé.

-Señorita Cleveland -me llamó la profesora. Miró hacia el lugar donde la bola de papel había caído. -Y señor Tyler ¿Porqué no me sorprende? -dijo con sarcasmo.

-Disculpe profesora -dijimos Nathan y yo al mismo tiempo.

-¿Porqué en vez de disculparse no pasáis a leer vuestra nota en voz alta? -dijo la profesora.

-No volverá a suceder profesora -dijo Nath.

-Es la última advertencia señor y señorita -nos miró severamente y luego continuó con su clase.

Miré el reloj 09:15 am. Aún no nos llamaban lo cuál era raro. Seguí perdida en mi mundo pensando en qué hacer para mi cumpleaños. Nathan y Natasha mis mejores amigos querían que saliésemos a pasear por las calles de Malibú por la noche. Cumplía dieciséis, pero no quería hacer la súper fiesta, no tenía ganas de vestidos, tacones, tiaras y esas cosas de niñatas.

-¡Cleveland, Tyler, a la oficina del director! -dijo la señora O'Connor por los alta voces.

La profesora rodó los ojos y nos hizo señas de que fuésemos.

-Nunca os daréis por vencidos -protestó.

Salimos de la clase y fuimos lentamente hacia la oficina del director, y es que ya nos sabíamos cómo era la cosa. El director nos retaba nos hablaba sobre nuestro comportamiento y que sino mejorábamos la conducta nos expulsaba, llamaba a nuestros padres, nos castigaban tres días y luego limpiábamos las mesas de la cafetería una semana.

Entramos a la oficina y el director estaba con la cara roja gracias a la tinta. Lo miramos y ambos miramos hacia abajo tratando de reprimir la risa.

-Sentados -ordenó -Bueno, esta ya es la quinta vez en el mes que ambos estáis en mi oficina. Lo sorprendente es que Natasha no ha sido parte de esto, obviamente gracias a que está enferma de lo contrario también estaría aquí. Bueno chicos, en vez de hacer lo de siempre, esta vez lo haremos de este modo; limpiareis la cafetería y ayudareis a servir el almuerzo, limpiareis el gimnasio y los salones al final del día durante dos semanas. Si faltáis un solo día seréis expulsados y esta vez os juro que cumpliré -dijo enojado.

-¿No llamará a nuestros padres? -pregunté.

-No ha dado ningún resultado positivo eso, por lo que no, no los llamaré -dijo -Ya pueden irse.

Guerra en el colegio RealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora