-Capítulo 3-

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-¡Mañana por la mañana te vas a Londres!

Esa frase se repetía una y otra vez en mi cabeza. Me voy a Londres, al otro lado del mundo. Lejos de mis amigos ¿Qué debía hacer? Mi mamá entró en mi habitación con una maleta grande. 

-Debes empacar, te ayudaré -dijo sonriendo.

-Vete. -dije cortante.

-Hija, enserio lamento..

-¡Que te vayas! ¡Joder! -grité furiosa.

Mi mamá abrió los ojos sorprendida por mi reacción. Pero luego salió de mi habitación. Abrí mi WhatsApp y escribí en el grupo que teníamos Nat Nath y yo. 

Aly: Chicos debo deciros algo, venid a mi casa pronto.

Nat: Vamos, ricura. 

Me quedé en mi habitación esperando a mis amigos. El timbre al fin sonó y yo corrí a abrir la puerta. Mis amigos me miraron preocupados. Y yo los abracé.

-¿Qué sucede preciosa? -dijo Natasha.

-Vamos a mi habitación mejor -les dije.

Subimos y les conté sobre mi viaje. Nat era un mar de lágrimas, mientras que Nathan estaba serio como roca. 

-¿Entonces te vas? ¿No te veremos otra vez? -dijo Nathan.

-Me temo que sí.

-Una broma nos costó que te fueras de la escuela, y ahora otra que te fueras del país. Somos unos terribles amigos. -dijo Natasha y comenzó a llorar nuevamente.

-Nat, no es su culpa, también es mi culpa. -dije para calmarla.

-Te ayudaremos a empacar. -susurró ella.

Los tres nos  pusimos a guardar mi ropa en la maleta, por supuesto no todo solo lo esencial ya que en la maleta no entraba todo. Mi madre me enviaría el resto de la ropa después.

Terminamos de armar mi maleta y los tres nos acostamos a ver una película. Estábamos exhaustos. Natasha había dejado de llorar y ya estaba más calmada. Nathan seguía serio. Pusimos la película "If I Stay" y nos  acomodamos en mi cama. Yo estaba sobre el pecho de Nathan, mientras él jugaba con mi cabello, Natasha tenía su cabeza apoyada en mis muslos y estaba hecha una bolita. Las luces de mi habitación estaban apagadas, lo único que nos alumbraba era la luz de la televisión. Miré a Nathan y noté cómo una lágrima caía de su ojo en silencio. No dije nada y volví a mirar la película, me partía el corazón ver a Nath así. Después de todo él es siempre tan alegre, hasta cuando esta triste está sonriendo. 

La vez que falleció su abuela, Natasha era un mar de lágrimas al igual que yo y Nathan hacía lo imposible por sacarnos una sonrisa, nos llevó a tomar helado y luego nos fuimos de campamento tres días, Nathan se esmeraba en hacernos olvidar nuestra pérdida. Después de todo crecí sin abuela, y su abuela poco a poco se comenzó a convertir en la mía y la quería tanto como si fuese en verdad mi abuela. Luego otra vez Nathan rompió con una novia que le era infiel, Natasha y yo cuando nos enteramos fuimos a casa de la chica y por poco no la golpeamos. Cuando llegamos a casa de Natasha, Nathan nos miró y nos sonrió lo abrazamos y él solo comenzó a reír. Ese día reímos mucho, aunque la tristeza era evidente en los ojos de Nath como también lo fue cuando sucedió lo de su abuela. 

-¿Estás bien, cachorrita? -susurró Nathan, me encantaba ese apodo pero solo él podía llamarme así.

-Sí ¿Por qué? -pregunté.

-Estás llorando -susurró. 

-¿Qué? -toqué mis mejillas y estaban húmedas, no había notado cuándo había comenzado a llorar. 

Guerra en el colegio RealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora