Guerra en el colegio Real

-Capítulo 5-

Comencé a desempacar mi ropa y a ordenarla en la habitación que es mi armario, de verdad mi armario para la ropa era casi tan grande como mi habitación en Malibu. Guarde mi ropa que no era mucha tampoco y me tiré en mi cama.

-¡Por dios! -pensé cuando mi cuerpo tocó el colchón era lo más cómodo del mundo.

-¡Oh si bebé! -exclame.

Tres golpes se oyeron en mi puerta.

-Si eres el gilipollas del Rey, no pases, si no lo eres, entonces pasa -dije.

Una suave risa se oyó del otro lado de la puerta y una chica entró. Les juro que parecía una de esas chicas que visten a Cenicienta en la segunda peli, la gordita y la alta. Pero ella era una mezcla de las dos, no era muy flaca esqueleto ni muy gordita pasada. Tenía el cabello pelirrojo, ojos almendrados color cafés, de tez blanca lo que hacía resaltar su redondos pómulos rosas, verdaderamente era guapa. Llevaba el típico uniforme de mucama, con el pelo recogido en un perfecto moño, e iba sin maquillaje.

-Buenas tardes, princesa -hizo una reverencia como la de las películas.

-Hola, ¿Cómo te llamas? -pregunté.

-Soy Amber, su mucama -dije con gentileza.

-¡WOW! -exclame.

-¿Es malo? ¿Quiere otra mucama? -dijo nerviosa.

-No, no, tranquila. No estoy acostumbrada a esto -dije con sinceridad.

-Bueno, si vive aquí deberá acostumbrarse -dijo risueña.

-Lo sé -sonreí.

-¡Princesa, Meredith! -dijo la condesa molesta entrando en mi alcoba.

-¿Qué quiere ahora? -pregunté.

-¿Usted ha ordenado su ropa? -dijo mirando a Amber enojada.

-No, Amber lo ha hecho por mí y no me ha dejado ayudarle -dije.

-Así debe ser -dijo seria. 

-Bien, quiero dormir -anuncié.

Ambas asintieron y se fueron de mi alcoba. Me quité la ropa con la que había viajado y me metí a mi ducha. Tenía un baño para mi sola, ¿No es genial? Esperé que se llenara la tina y luego me me metí en ella. 

-¡Joder! -grité feliz. Minutos después dos mujeres entraron al baño. Grité del susto y entonces dos hombre más entraron y volví a gritar.

-¿Está bien, princesa? -preguntó uno de ellos.

-¡Joder, no! ¡¿Qué cojones hacéis todos aquí?! ¡Estoy desnuda! -chillé. Los dos hombres se cubrieron los ojos de inmediato y las chicas bajaron la mirada -¡Salid! -grité.

Todos salieron de inmediato. No podía ni tomar una ducha tranquila, que pesadilla. El agua caliente relajaba mis músculos. Comencé a lavar mi cabello mientras tarareaba una canción. Me quedé un rato más en la tina hasta que el agua se enfrió. Envolví mi cuerpo en una toalla y salí de la tina del baño. Me coloqué una pijama que encontré y fui a buscar mi laptop.

-¿Laptop? -dije.

-Ya me volví loca -prensé.

No había traído mi laptop, la había dejado en casa. ¿Cómo vería a mis amigos? No tenía cobertura en mi móvil. Miré mi habitación y me tiré dramáticamente en mi cama. Estaba incomunicada, soy un dinosaurio. En este castillo debe haber algún ordenador que pueda usar. 

Me asomé por la puerta y vi a Amber pasando por el pasillo.

-Amber -la llamé. Ella miró y corrió hasta donde yo estaba.