Recuerdos

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Hermione estaba bajando las escaleras, tenía nervios, no sabía cómo comenzar pero estaba decidida.
Snape estaba sentado en un sillón, leyendo un libro, como de costumbre, el silencio reinaba en ese lugar. Se acercó y se sentó frente de él.
H:mi madre solía leerme un cuento muggle llamado Caperucita Roja para dormir, trata sobre una niña que va a visitar a su abuela, en el bosque, pero en ves de su abuela se encontró al lobo.

Snape había bajado su libro y la veía con una ceja alzada.
Ella no lo veía, su mirada estaba fija en la ventana que daba pie a la lúgubre calle de la Hilandera.
H:me aleje del mundo mágico porque estaba arta de todo, por fin había acabado la guerra así que me empeñé en buscar a mis padres, descubrí que murieron, volví para tratar de hacer mi vida pero no le encontraba sentido, termine con Ron y me fui del mundo mágico al mundo muggle para ver si aquí podría encontrar algo útil, algo que me gustara. Entenderé que usted no comprenda mis acciones ni mis desiciones ni siquiera yo termino de hacerlo pero lo hecho, hecho está.
El día que me encontró había salido a conseguir algunas cosas para mi trabajo, abrí una librería en un barrio muy concurrido, lo visitaban principalmente turistas. Ese día vi algo en ese callejón, parecía un pequeño niño que lloraba, así que decidí ver, fue la peor decisión que tome. Era un gato, cuando intento irme alguien me tomo del brazo, me giro con brusquedad y...me empezó... A....a desvestir, creí que solo era uno, así que pensé que podría con el, no llevaba mi varita pero sabía hacer hechizos verbales. Luego caí en la cuenta que no solo era uno.....era una banda completa.
-Sus manos temblaban y estaba pálida.-intente concentrarme para hechizarlos pero no pude, eran demasiados.-comenzó a llorar en silencio- me.....me violaron... Uno por uno, el tiempo parecía eterno, creí que me matarían pero solo me dejaron ahí cuando terminaron, creo que pensaron que moriría.

Cuando Hermione terminó su relato se veía muy mal, estaba asustada, era obvio que todo eso le afectaba como si hubiera sido el mismo día, Snape había cerrado su libro, tenía los puños cerrados, estaba enojado, como bien dijo Hermione no entendía porque se había ido pero sabía que fue un gran error, se levanto y se para a lado de la ventana, viéndola.

S:gracias por contarme lo que sucedió
H:gracias a usted por haberme traído de nuevo al mundo mágico, por no abandonarme ahí.
S:no sería capaz de abandonarla ahí, sé que puedo ser un bastardo pero no a ese nivel.
H:no, no a ese nivel.

Extrañamente a ambos les resultaba cómodo lo silencios que a veces había en ese lugar mucho más cuando eran parte de ellos. 

S:siento mucho todo lo que ocurrió, ojalá nunca se hubiera ido del mundo mágico, supongo que sus amigos la extrañan mucho.
H:tal vez... Sé que fue una estupidez, no pensé bien lo que estaba a punto de hacer, creo que por una vez mi enojo y tristeza le gano a mi sensatez, y deje por un momento de ser una sabelotodo.
S:usted nunca dejará de ser una sabelotodo, solo tomo una mala decisión, tal vez en ese momento parecía lo correcto pero a largo plazo termino en una tragedia, tengo experiencia en eso.-sonrío con amargura.

Hablaron todo la noche hasta que se dieron cuenta que era demasiado tarde, cuando se levantaron Hermione iba a caer por los mareos que sentía pero Snape la sostuvo, ella se veía cansada y débil así que la cargo a su habitación a pesar de que ella intentaba que la bajara. Él pudo percibir el olor que emanaba ella, como a vainilla, teniéndola en sus brazos percibió que había cambiado mucho en estos años, sus facciones eran finas y delgadas, se veía hermosa.
Ella sentía los fuertes brazos de Snape, nunca imaginó que fuera fuerte, tras esas capas enormes que siempre llevaba puestas no podía ver nada más que su cuello y cara. También olía muy bien, tenía puesta una loción muy varonil que combinaba con su forma de ser, era amargo pero si se olía por suficiente tiempo se llegaba a percibir un toque dulce.

Esa noche ambos tuvieron algo más en común, aparte de las cosas que descubrieron les agradaban a ambos, sus sueños, Él soño con ella y ella con Él.

Ciertamente ningún caía en la cuenta de los sentimientos que empezaban a nacer.

Sentimientos descubiertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora