Amarre oficial.

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La alfombra roja se presentó ante él cuando bajó de la limusina, era aterciopelada y no tenía ninguna pelusa rodando por ahí. Todo será perfecto. Fue lo que le prometió, y lo había cumplido, a no ser, que él no fuera capaz de ver esas pelusitas por los pétalos blancos que se esparcían hasta la entrada de la iglesia; con nerviosismo dio un primer paso.

Y se sintió torpe. Torpe, muy torpe, se encontraba hecho todo un racimo de nervios, suspiró hondo queriendo llevarse esos choques eléctricos que pasaban por sus manos. Su mirada avellana se paseó por el cielo, el día era bonito, había nubes que parecían algodones de azúcar, el cielo celeste era impecable y el sol estaba a su punto, no quemaba pero podía sentir su tibiez en las mejillas.

Perfecto día para casarse.

- No estés nervioso- Su vista se fue hacia la derecha, donde su hermano Taesung le miraba con un brillo en los ojos, su hermano mayor, el que lo entregaría al altar. Taesung sonrió. –Solo te vas a casar, las personas lo hacen todo los días- Sonando burdo le golpeo el hombro, y Taemin solo atinó a reír.

- No puedo creer que me vaya a casar- Pasó una mano por su espeso cabello negro desordenándolo un poco, pero sin afectar su peinado.

- Pues créelo, estas frente a la iglesia, llevas puesto un traje blanco y un ramo de flores rojas entre las manos. A menos que te dirijas a un velorio.- Taesung se paró frente a su hermanito; cuando le dieron la noticia de que se casaría primero se lleno de tristeza, su bebé se iría de casa a su corta edad de veintitrés años, porque para Taesung seguía siendo un bebé, para toda la eternidad. Luego sintió felicidad, una enorme que le rebuzno hasta por las orejas, Taemin había encontrado su felicidad, una muy extraña por cierto, una de un metro ochenta, castaño, ojón y de piel morena.

- No...- Taemin tímido, bajó el rostro, sintiendo las lagrimas cristalizarle los ojos, veía la tristeza abundante en las pupilas de su hermano y no le gustaba verle sufrir sabía que Taesung estaba triste por su partida. –Hyung...- El tono lastimero no tardó en escucharse, y unos cálidos brazos rodeándole tampoco, sus lagrimas corrieron libremente sin remordimiento alguno ahogando lloriqueos en la garganta y sorbiendo la nariz. Él también estaba triste, no quería alejarse de su hermano, ese que le apoyó con todo el corazón cuando su madre le dio la espalda.

- No-no llores bonito, no llores, es tu boda, no debes estar triste.- La voz de él azabache mayor también sonaba débil, pero tenía que demostrar ser fuerte para que Taemin no se desmoronara más. Apartó con cuidado a TaeMin de su hombro que se hallaba húmedo y con los pulgares limpió dulcemente las lágrimas que corrían por esas sonrosadas mejillas regordetas. Intentó sonreír pero nadie mejor que él supo que no fue una convincente.

- Pero H-hyung, no quiero dejarlo solo- Con las manos temblorosas arregló su cabello algo desesperado.

- Y no lo harás, te lo juro. Ya lo hemos hablado Taemin, si esto te hace feliz...a mí también.- Ahora si sonriendo, juntó su frente con la de su hermano viendo como el de igual manera le sonreía con los ojos brillando. El mayor se acercó un poquito más y deposito un lindo beso en la frente de Taemin. –Ahora Tae...hay que llevarte ante ese tipo con el que te vas a casar-

- Se llama MinHo; Hyung, ya son tres años y ¿aun no recuerdas su nombre?- Las mejillas de Taemin se alzaron al cielo en una sonrisa muy tierna que logró desarmar al mayor.

- No, y creo que estaré llamándote toda tu vida para que me lo recuerdes-

Después de ese emotivo momento se encargaron de arreglar el impecable traje Taemin y de secar el hombro de Taesung este lo tomó del brazo y con los sentimientos a flor de piel se encaminaron a entrar por esas puertas que sellarían el destino del menor. Caminaron cautelosos hasta la entrada donde cuando puso el primer pie en el templo todas las personas se pararon a recibir al novio.

[PARA SU DELEITE Y DISPOSICIÓN] 2MINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora