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Mil veces idiota.

Ella misma se decía mientras volvía a caminar por las oscuras y silenciosas calles de San Francisco.

Ya ha caído demasiado y se ha roto bastante como para que lo volviese a hacer. Claro está, que la vida es una constante caída y un interminable sufrimiento.

¡Pero joder!, ¿Qué no veía por donde pisaba?.
Sabía que era peligroso, sabía que era muy arriesgado estar donde estaba.
¿No entendía?.
¿Que no se daba cuenta que lo único que haría será volver a cometer el mismo estúpido error?.

Y aún así siguió el paso. No vió las consecuencias, y lamento no haberlo hecho.
Por que para entonces ya estaba demasiado rota.
De nuevo.

E imbécil.
Mil veces imbécil.
¿Qué no veía que trataba de salir adelante?
¿Qué no veía que quería ser feliz de nuevo?
Le arrebató el deseo de volar, le quitó la felicidad que estaba consiguiendo. La mató lenta y dolorosamente.
La hizo caer violentamente al suelo, para que se volviese a quebrar en miles de pedazos.
Pero lo peor fue,

Que no vio que ella lo amaba, por casi primera vez, se volvía a sentir amada.
Se sentía querida.
Se sentia protegida.
Se sentía viva.

Y él esfumó todo lo que ella era.
Desfiguró su vida.
Pisó sus sueños.
Rompió sus últimas esperanzas.
Destruyó lo que ella aún podía salvar de si misma.

Y se dio cuenta demasiado tarde.

Que él también la amaba, pero que ya había perdido su oportunidad.

Ella estaba comenzando a olvidarlo y a tratar por todos sus medios de ser feliz.

5 AMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora