II

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-¿En qué estabas pensando? -Pregunta Estela -Parecías estar en otro mundo.

-Ay, no sé... me he distraído.

Suena el timbre. Detesto el timbre.
Tal vez los humanos lo amen, implica libertad. Pero a mí... me hace daño.
Mi oído es mucho más sensible.
Salgo del aula y camino junto a Estela.

-¿Crees que le gustará?

Saca su teléfono móvil. Me enseña una foto en la cual puede apreciarse un vestido increíble. Lo analizo rápidamente: veo un hermoso vestido largo, de fiesta, en un tono rosa palo que debe quedar genial en la piel de Estela. Es ceñido hasta la cadera, luego cae hasta casi rozar el suelo.

-¿A Dani? -Pregunto alzando una ceja. -¿Te ha invitado al baile?

-Sí... creí que no lo haría. Es perfecto, todas las chicas desean ser su pareja en el baile.

-Creo que estarás preciosa. Y creo que estarás a la altura.

Estela me sonríe. Puedo escuchar su corazón mucho menos acelerado. Realmente le preocupaba.
Soy capaz de percibir las emociones de las personas. Su corazón, su respiración, incluso su olor, me hacen saber cómo se sienten en todo momento.

-Vas a ir, ¿No?

-¿Al baile?

-¡Claro!

-No me apetece demasiado... -Hay luna llena, no sé si podré controlarlo -además, nadie me ha invitado. Sería patético ir sola, ¿No crees?

-¿Alejandro no te lo ha pedido todavía? ¡Vaya! El mes pasado me dijo que lo haría.

-¿Alejandro...?

Tal vez no debería sorprenderme, pero lo hace.
Alex es genial, es amable, es divertido. Pero no es mi tipo en absoluto.
Tiene una altura normal, el pelo castaño y rizado cae sobre su frente. Sus ojos son pequeños y redondos, y tienen un color azul bastante común. Su nariz es larga y sus labios finos y poco llamativos.
Definitivamente, no me siento atraída por Alejandro físicamente. Cuando me siento atraída físicamente por alguien... lo que se desencadena en mi interior es indescriptible, prácticamente no puedo controlar mis impulsos.

-No me lo ha pedido, pero aunque lo hiciera...

-¿Lo rechazarías?

-Sí.

Siento a Estela algo triste. Y lo lamento, pero no puedo hacer otra cosa.
No quiero hacerle daño a Alejandro, no quiero herir sus sentimientos... pero me aterraría aún más hacerle un daño irreversible. Un daño físico.

Nos sentamos en una mesa durante el almuerzo. Estela me habla de Dani y sus ojos brillan de forma especial. Su olor está cargado de hormonas. Se siente atraída hacia él, no hay duda.
Alejandro aparece de repente y se sienta junto a mí mientras mordisquea una manzana enorme.

-¡Hola!

-Hola.

-Isis, yo... quería...

-¿Te he contado ya que Dani me ha invitado a cenar después del baile? -Interrumpe Estela de forma bastante premeditada.

Alejandro la observa y frunce el ceño.

-Tengo que irme -Digo mientras Alejandro hace un gesto con la mano que podría asociarse con la súplica -Tengo cosas que hacer.

Entro en el baño y me miro al espejo. Mis ojos se tornan de un color negro azabache casi siniestro. Mis iris se expanden hasta acabar con el blanco característico en los ojos humanos. Solo hay oscuridad.
Esta soy yo. Esto soy yo.
Parpadeo y vuelvo a ver unos ojos humanos y cálidos. Me lavo la cara con agua fría y muerdo mi labio inferior. Sé que evitar a Alejandro no solucionará absolutamente nada, al final se lanzará y me propondrá ir al baile.

Mientras salgo del baño, un dolor agudo atenta contra mi estabilidad. La cicatriz de mi hombro derecho arde. ¿Qué está pasando?
Me desplomo y termino por perder el conocimiento a causa del dolor.
Me despierto en la enfermería. Huelo los calmantes que se expanden en mi interior y hago una mueca, aún me duele.

-Isis. Gracias a Dios, has vuelto.

Miro a mi izquierda y veo a la enfermera, Clara.

-Qué... ¿Qué me ha pasado?

-Parece que una herida reciente se ha abierto.

-¿Una herida reciente? Yo no...

Toco rápidamente mi hombro derecho. Siento dolor.

-No lo toques, lo he curado y le he dicho al director que no te encuentras bien. Puedes irte a casa y descansar. Procura que cicatrice bien.

-Sí... esto... gracias. Me voy.

¿Por qué mi herida ha vuelto a abrirse? No lo entiendo. No es una herida reciente, no era más que una cicatriz que me recordaba que estoy sola en el mundo.

Entro en casa muy confusa y me dirijo al espejo de mi habitación. Me quito el esparadrapo y la gasa que cubre mi hombro.

IsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora