Dolor, eso era lo único que sentía después de que Papyrus lo castigara por insultarle en medio de una pelea, comprendía su molestia, y claro, aunque no fuese así el caso, no podía negarse ni siquiera con la mente. Eso estaba absolutamente prohibido.
Con las pocas fuerzas que tenía, pudo levantarse de su desordenada cama. Sus huesos dolían por las mordidas que le había hecho su hermano en todas sus costillas, parte de su cuello y piernas, sobre todo en su pubis. Sus manos le dolían por estar tanto tiempo atadas con la bufanda de su hermano, un método nuevo de tortura, suponía.
- ¡SANS! ¡IRÉ A CASA DE UNDYNE! -Escuchó desde abajo, quiso responder, pero su voz se había extinguido hace horas, y todo por culpa de estar gritándole que parase. - ¿SANS? ¿ESTÁS DESPIERTO? -Escucho los pasos de Papyrus en la escalera, rápidamente buscó su chaqueta pero no la encontró. Demonios. - ¿Sans? -La puerta se abrió, dejando a la vista a un Papyrus molesto y completamente renovado, cosa sorprendente pues habían tenido tres sesiones sin parar. - Hey, te estoy hablando. -Sans comenzó a sudar, ni siquiera tenia fuerzas como para mover las manos o intentar articular una palabra. - Eres un inútil. -Se acercó a él, Sans retrocedió, chocando con el filo de la cama. - ¿Acaso tienes miedo? -Preguntó, irónico. Sans quiso responder igual, pero sabía que si lo hacia sufriría lo mismo que hace horas, y si era posible, peor.
No supo cómo, ni tampoco le importaba, cuando ese momento llegaba estaba obligado a olvidarse de todo. Gimió por décima vez al momento de sentir la lengua de Papyrus lamer sus costillas, las cuales estaban sensibles por lo que había ocurrido horas antes.
- ¡Es-espe... ! -Sin previo aviso comenzó a acariciar su pubis, adentrando sin cuidado sus dedos y mordiendo sus costillas. Estaba más que seguro que aquello dejaría marcas, por suerte serían fáciles de ocultar con su polera. - ¡Ow, ow, ow! ¡Más despacio, imbécil! -Gritó ya al sentir cuatro dedos, Papyrus solo sonrió maliciosamente. Qué grandiosa idea había surcado en su mente. - ¡Ahh! ¡No, espe-- Jefe! ¡Duele! ¡Mhg! -Apretó sus dientes mientras rasguñaba las sábanas, a Papyrus no se le había ocurrido nada más ni nada menos que meter su pene, ya materializado, junto con sus dedos. Era impresionante que lo tuviese duro por lo poco que habían hecho. - ¡Haa! -Gimió al sentir un nuevo mordisco, pero esta vez, en su cuello. ¿Cómo ocultaría esas mordidas? Tal vez se compraría una bufanda. - ¡Más despacio, cara de pene! -Papyrus gruñó, mordiendo su clavícula repetidas veces para 'liberar' un poco más la voz de Sans, el cual se afirmó de los antebrazos de Papyrus para recibir más de las embestidas que le regalaba su 'querido hermano menor'.
- Intentemos algo nuevo... -Sans sudó frío, cada vez que escuchaba eso era un nuevo estilo de castigarle, y aunque ya estaba acostumbrado a los habituales castigos, insultos y golpes, no quería que su hermano lo convirtiese en masoquista, o al menos, más de lo que ya era. - Manos arriba, ahora. -Obedeció al instante, porque sabía que si no lo hacía sufriría la molestia de Papyrus. - Muy bien, toma tu recompensa. -Sus manos fueron envueltas por una estela roja, quiso reclamarle pues no era necesario usar magia, que él obedecería en un segundo y sin chistar, pero al parecer su inocente hermano tenía otros planes para su cuerpo. Papyrus se sentó en medio de la cama y a su hermano mayor en su regazo, insertando sin ningún cuidado su pene en su interior, Sans gimió por el dolor que aquello le causaba, su pubis no podía más. - Abre las piernas, imbécil, me estas apretando el pen--
Clank.
Con todo el valor posible chocó sus dientes con los de su hermano, no era una acción que hacia a menudo, al contrario, estaba prohibida cuando ambos tenían sexo. A Papyrus no le gustaba, y si a él no le agradaba, a Sans tampoco debía.
Siempre había sido así, siempre debía de hacer las cosas que a Papyrus le satisfacieran; callar, gemir, pedir a por más solamente si él le daba la autorización, acatar todas las órdenes que se le dictaban y, por más perra que suene, dejarse castigar. Siempre tuvo que obedecer a su hermano; desde que ambos tuvieron una pelea por una idea errónea de Alphys al verlos demasiado cerca el uno del otro; desde que Sans, estando borracho, confesó que estaba enamorado de alguien, Papyrus lo había convertido en su juguete sexual con la amenaza de decirle a todo el Underground de que, su malvado hermano mayor, estaba enamorado de alguien. Aunque a Sans le daba gracia que Papyrus no se diese cuenta de que le gustaba él solamente.
- ¿¡Acaso te dejé besarme, basura!? -Papyrus, su amor imposible, separó sus piernas hasta el punto en que comenzaron a arderle y, con toda la brusquedad del subsuelo, comenzó a penetrarlo en la misma posición en la que estaban. Lo estaba lastimando y lo sabía, pero estaba bien, mientras fuese Papyrus, todo estaría bien.
Porque si algún día llegase a morir, posiblemente, sería por él.
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Maldito cara de pene [UF!Fontcest]
FanfictionSnowdin; un maravilloso y tranquilo pueblo, claro que, no todo era tranquilo en dicho lugar. Los hermanos esqueleto, un dolor en el culo para todos los habitantes que cada día debían de escuchar o sus peleas, o sus habituales rondas de sexo para nad...