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Al salir de la habitación en donde se encontraba reposando, se encontró con Alphys llevando unos cuantos tubos de ensayo en sus manos, los cuales casi suelta por el susto que le dio el esqueleto.

- ¡Sa-Sans! -Se acomodó sus gafas de espirales y se acercó a él, pudo ver que tenia una marca en su cuello. - ¿Pasó... Algo? -Ladeó la cabeza, Sans solo ignoró la pregunta y pasó de largo, no quería hablar, sólo quería irse a casa para descansar y pensar sobre lo que en verdad sentía.

Al salir, el calor habitual de Hotland le hizo temblar ligeramente, casi no había gente, así que sólo se teletransportó hacia Waterfall para caminar rodeado de las flores Eco, siempre le habían gustado, desde que el pequeño Papyrus le regaló una por algo que había escuchado.

"Eres un flojo, un pesado y un bueno para nada, pero aún así eres mi hermano..."

- ... Y por eso te quiero. -Finalizó lo que su escondida flor decía, aquel recuerdo le partía el corazón en mil pedazos, ¿por qué ahora? Comenzó a caminar directo a donde escondía su flor, no importaba si aquel mensaje le hiriese, quería escucharlo de nuevo, y de nuevo, y de nuevo, todas las veces que hiciesen falta para destruirlo por dentro y por fuera. - ¡...! -Se detuvo en seco al ver a su hermano, pero claro, no estaba solo, estaba con Mettaton, al parecer este le había dado una flor Eco con toda la vergüenza del subsuelo. Auch. - Heh... -Amargas lágrimas comenzaron a recorrer sus mejillas, dolía, realmente dolía ver aquella escena, nunca Papyrus le había regalado una flor con tan bella expresión, nunca, entonces, ¿por qué a Mettaton sí? ¡Era tan injusto, joder! - Creo que fui suPLANTAdo... -Bromeó, alejándose de aquel lugar, pero a diferencia de muchas veces, Papyrus no estaba ahí para hacerlo callar.

♥♥♥♥

- ¡Hey, esquele-tonto! -La ruidosa voz de Undyne le hizo abrir los ojos, se levantó del sofá y fue hacia la puerta sólo para mandarla a la mierda, no quería ver ni hablar con nadie. - ¡ABRE LA MALDITA PUERTA, CABRÓN! ¡ME ESTOY MURIENDO DE FRÍO! -Sans bufo, abriendo la puerta para dejarla pasar, tenia su ropa de entrenamiento y ¿una crema? - Alphys me ordenó que te trajera esto. -Respondió, extendiendo su mano con dicho cosmético.

- No la quiero. -Paso de largo, pero un jalón en su muñeca le hizo devolverse a su lugar. Undyne tenia una expresión de pocos amigos.

- No camine de Hotland hasta aquí para que me vengas a decir que no quieres esta maldita crema, ¿me entiendes, HUESUDO? -Sans asintió, tomando la crema y examinándola sólo con la mirada, espera, ¿PUBIS? -Alphys dijo que tu pubis tiene daños muy graves -Sans la miró, asustado. - ¡Jajaja! Sólo exageraba, dijo que te la frotaras en donde te dolía. -El esqueleto frunció el ceño, botando el cosmético al suelo y caminando hacia las escaleras, pero nuevamente fue tomado de la muñeca. - ¡Te pondrás esa maldita crema si o sí! -Un frío en su cadera le dejo a entender que su short había sido bajado, rápidamente se dio la vuelta para cubrirse con las manos.

- ¿¡Q-QUÉ DEMONIOS ESTAS HACIENDO!? -Gritó, con su cara completamente roja y su ceño fruncido.

- Oh, vamos, huesitos. Cuando Papyrus era pequeño yo me tenia que encargar de bañarlo. -Sans se quedó mudo, era cierto, Undyne se encargaba de Papyrus cuando él se iba a buscar comida o ropa. - ¡AHORA VEN AQUÍ!

- ¡AHH! ¡NO, ALEJATE DE MÍ, PERVERTIDA! ¡AUXILIO! -Lo tomó de la chaqueta, quitándosela a medida en que él se cubría con una mano y con la otra le golpeaba el rostro, nadie podía verlo desnudo, Papyrus le tenia prohibido dejarse ver los huesos. - ¡HIJA DE PU--!

- ¿Qué demonios estas haciendo, Undyne?

Ambos pararon lo que estaban haciendo, o bueno, tratando de hacer. Undyne se alejó de Sans con las manos en el aire mientras que el esqueleto mayor se acomodaba las prendas, el rostro de Papyrus le decía mucho a Sans.

- Intentaba que tu estúpido herma... -Undyne quiso seguir hablando, pero el drástico cambio de escenario le hizo callarse y mirar a quien le tomaba de la mano. - ¿Sans? ¿Qué hacemos en Hot-?

- Después hablamos. -Y se fue, Undyne bufo molesta.

Cuando Sans volvió a la sala de su casa no encontró a Papyrus, subió las escaleras y se dirigió a la habitación de su hermano, como pensaba, estaba allí. Se acomodó la chaqueta y se acercó a él.

- Je-Jefe... -Papyrus se volteó, observando detalladamente la vestimenta del mayor. Se volteó de nuevo y siguió con lo suyo. - Lo que pasó abajo... Digo, si le import--

- No me interesa quién ni dónde, pero cuando estás conmigo, eres mi perra. -Sans comenzó a sudar, desviando la mirada y apretando su chaqueta disimuladamente, bueno, la palabra 'perra' era lo correcto para una persona como él, que vive de castigos e insultos y se alimenta de un amor prohibido. Y hablando de amores... - Iré con Mettaton por allí -Su tono de voz era pícaro, y para Sans fue muy fácil deducir el porqué; iba a tener sexo con él. -, no quiero que salgas ni al bar de Grillby, ni a otro lugar, ¿entiendes? -Y aquello fue lo que le hizo estallar.

- ¿Perdón? -Su voz, irónica, hizo eco en la habitación. ¿Había tenido el descaro de también prohibirle el ir al bar de Grillby's? ¿A consumir lo que lo sacaba de su constante depresión? Oh no, eso no lo iba a tolerar. Estaba bien el que lo usase como su perra personal, pero con darle un toque de queda, ya era otra cosa. - ¿Tú puedes salir cuando se te pare el pene y yo no puedo? Que yo sepa, tú no puedes ordenarme nada, yo soy el hermano mayor entre los dos y no tengo el porqué soportar estas estupideces que salen de tu maldita boca.

- ¿Qué dijiste? -Era un buen momento para parar, pero Sans llevaba tanto tiempo reprimiendo aquellas palabras que ya no podía detenerse. Sufriría la ira de Papyrus, pero eso, ahora, no era lo importante.

Maldito cara de pene [UF!Fontcest]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora