Capitulo 3 Ángel oscuro

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Era sábado por la mañana y Diana despertó sin ganas de levantarse, no sabía que hora era pero sus párpados pesaban tanto que apenas podía abrir los ojos así que intentó dormir un poco más pero nada, ya se había desvelado, cogió su mobil y miró la hora, las 10:18, no era tan tarde como pensaba además tampoco había ningún mensaje ni llamada de sus padres, suspiró de alivio de que ningún profesor dijera nada y más animada se levantó de la cama, se vistió, se peinó y desayuno unos cereales de chocolate con leche, mientras comía se quedó mirando por la ventana, estaba lloviendo y a ella siempre le había gustado la lluvia, le resultaba tan relajante caminar bajo ella, como si todos los problemas desapareciesen y no se tuviera que preocupar por nada, era su escapatoria de todo, como si ya nada importase solo vivía ese momento y ya está.

Cuando terminó de desayunar se puso sus botas de agua y su paraguas y salió de su casa sin intenciónes de volver a casa antes de la hora de comer, no llovía mucho pero aún así las calles estaban desiertas cosa que le pareció raro a la chica, siempre que salía lloviendo se encontraba con personas, algunas con paraguas otras que la lluvia les había pillado sin esperarlo y estaban debajo de algún balcón o en algún portal esperando a que parase la lluvia pero ese dia nada, ni un alma, en un principio no le molestaba a la chica, es mas ni siquiera le había dado ninguna importancia pero con forme pasaba el tiempo el cielo se iba oscurecido cada vez mas y la lluvia aumentaba su intensidad y con ello estaba apareciendo un frío húmedo que llegaba hasta los huesos, Diana no se había llevado ninguna chaqueta ni nada por el estilo asi que ya estaba empezando a tener frío, no tenía otra opción que volver a casa si no quería resfriarse pero cuando iba a dar media vuelta para volver vio algo muy extraño, una silueta animal completamente negra como la noche, parecía un perro pero era demasiado grande, quizás un lobo pero que hacia en medio de la ciudad un lobo, no le cuadraba demasiado esa idea, lo único seguro que tenía era que no se quería acercar a ese bicho, le daba muy mala sensación, estaba a punto de dar marcha atrás cuándo un par de gatos callejeros empezaron a pelearse en un callejón cercano y casi tiran un cubo de basura haciendo un gran estruendo, la criatura que antes estaba caminando por la solitaria calle paro en seco y se giró mirando fijamente a Diana, un escalofrío recorrió la espalda de la chica cuando la miro fijamente con sus ojos completamente de color rojo, se dio la vuelta y le empezó a gruñir preparándose para atacar, Diana empezó a correr en dirección contraria pero la criatura también empezó a correr detrás de ella, miles de pensamientos inundaron la cabeza de la chica, tantos que le pareció ver mas de la mitad de su vida en menos de un segundo, tropezó debido a toda el agua que estaba cayendo soltando el paraguas en el proceso pero consiguió mantener el equilibrio y seguir corriendo, la criatura empezaba a alcanzarla ya que empezaba a cansarse y las botas de agua no eran muy cómodas para correr y estaba resbalando todo el rato hasta que no pudo mantener el equilibrio y cayó al suelo, se abalanzó sobre ella y como acto reflejo extendido la palma de su mano hacia ella y gritó, una luz azul salió de su mano y empujó al "animal" y lo dejo aturdido, Diana quedó en shock al no entender que había pasado mientras la criatura estaba recuperándose del golpe y ella al no poder moverse correctamente volvió a atacarla pero alguien apareció de detrás de la chica con una espada del mismo color que su atacante y lo corto por la mitad, desapareció dejando unas pequeñas chispas negras que desaparecieron poco a poco, su salvador hizo desaparecer la espada haciendo el mismo efecto y se dió la vuelta, la cara de Diana pasó de ser una de confusión a una de ira, su salvador no era ni mas ni menos que Nathan, se levantó lo más rápido que pudo y se dirigió a el.

- ¡Ya sabía yo que tenías algo raro! ¿¡Quien coño eres y qué era esa cosa!?

- ¿Así me agradeces que te haya salvado? Al menos podrías decirme gracias malagradecida- Dijo frío como el hielo- ¡Si no hubiera aparecido estarías muerta!

Estaba cabreada pero el tenía razón, no le quedaba otra que tragarse su orgullo y agradecerle por salvarla.

- Okey okey vale lo siento, gracias por salvarme de ese bicho, mejor?

- Supongo- respondió igual de frío que antes, Diana suspiró resignada

- Bien ¿Ahora me podrías explicar que era esa cosa y por qué me ha intentado matar?- Nathan la miró con recelo y también suspiró

- Supongo que no me queda otra, eso era un ángel, o al menos lo que queda de el ya que ha sido consumido por el caos

- Espera ¿Que? ¿Que quieres decir con eso?

- Lo que estoy diciendo, eso es un ángel, aun que en este mundo se asemejan más a lo que llamáis espíritus animales

- ¿Este mundo? Me estoy haciendo un lío, explicate mejor coño

- Arg me ha tenido que tocar una tonta ¡Tu no has nacido aquí, en este mundo, tanto tu como yo somos de un mundo paralelo! ¡Entiéndelo de una vez niña!- Su confusión aumento ¿Mundo paralelo? ¿Podía creerle? Aun que con lo que acababa de pasar era lógico

- Entonces... ¿Que debo hacer ahora?

- ¿No es lógico? Venir conmigo al mundo donde perteneces. Pero perdí la piedra por ciertos problemas en el transporte

- ¿Que piedra?

- Una azul claro que brilla con la forma de dos lunas, con una cadena lila- se le vino de golpe la imagen del colgante que encontró, rebuscó por su bolso y lo sacó

- ¿Este colgante?

- Si es este- le quitó el colgante- ¿Como lo has conseguido?

- Me lo encontré en un callejón

Entonces aparecieron varios ángeles pero estos tenían formas diferentes al anterior pero seguían teniendo los ojos rojos.

- Mierda, debemos irnos ya

- ¿Que?

Nathan cogió el colgante con ambas manos y empezó a decir palabras en un idioma extraño.

- Lim nae iru kiare roe ne- una luz azul salió de la piedra, entonces Diana se desmayó.

El mundo de las dos LunasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora