Capítulo 8: La Mansión

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El carruaje se detuvo.

Dos hombres abrieron la puerta. Yo me hice el dormido, me pareció lo más seguro.

-Llévalo adentro, Burrey se encargará del resto.

- está bien- obedeció el hombre.

No tengo idea de que estaban hablando.

¿Quién era ese tal Burrey? ¿Quiénes eran estos hombres? ¿Qué querían? Mi cabeza estaba por explotar de tantas preguntas que tenía.

El sujeto me carga en su espalda. Yo no me muevo para nada.

-triin, pum, tuun- hacen ruido las oxidadas puertas. Pero no me animo a abrir los ojos. Mejor espero a que todo pase.

Me dejan en una habitación. Al segundo cierran las puestas y las trancan. Genial, otra vez encerrado.

Abro los ojos.

Me encuentro en una habitación pequeña. De paredes amarillentas y sucias. Hay una gran alfombra llena de polvo en el medio. Encima una mesita con una bandeja, en la cual posa un vaso de agua y un plato con pan y queso. Del techo cuelga un enorme candelabro con velas que ilumina toda la habitación, el cual está lleno de telarañas. Y yo estoy sentado en un amplio sofá con manchas de humedad, polvo y ya casi sin relleno.

¡Hermoso lugar!

Me paro y me estiro. Tantas horas en el diminuto carruaje ya me dio dolor de espalda.

Mi mirada va rápidamente hacia la bandeja.

-Brruaam - mi estómago hace un ruido estrepitoso. Me muero de hambre, no he comido desde que me raptaron del cementerio y me encerraron en esa asquerosa celda .

Agarro el vaso de agua y me lo bebo hasta el fondo. Como si fuera un vaso de wiskey.

Sigo con el pan y el queso. Cuando me los estoy por meter a la boca veo que el pan tiene manchas verdes. ¡Dios mío! Tiene moo. Me da asco pero... No he comido nada y realmente muero de hambre.

-Brruamm - vuelve a hacer mi estómago. Sin pensarlo dos veces tomo un respiro hondo y me trago el pan y queso juntos.

Un sabor asqueroso. Recuerdo la frase:

Cuando hay hambre no hay pan duro.

Tal vez no haya pan duro, pero pan asqueroso si.

Se me quita el hambre al instante y me recuesto. Tengo que idear un plan para salir de aquí. Seguramente dentro de un tiempo volverán los hombres a llevarme a quién sabe qué lugar.

Me acuerdo de Burrey. Que él se encargaría de todo, pero ¿quién es él?

Miro hacia la puerta y voy hacia ella.

Trataré de abrirla...

PV
Charles Burrey

Estaba en la gran sala de la vieja y lujosa Mansión Bardley.

Veía hacia el comedor. Las mucamas ponían la mesa.  Y yo observaba detenidamente a una de ellas. Mary. Era la más joven de todas. Había llegado hacía poco, era toda una belleza. Pero era una mucama, y yo no me juntaba con el servicio. Eso sería ridículo y vergonzoso.

Detective Moore y La Mansión BardleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora