En ocasiones, algunos universos deciden acercarse a otros, poco a poco, llegando a un punto donde se piensa que convergerán y formarán uno nuevo, creando un enlace único entre ambos; si bien sus rumbos pueden cambiar, si convergen, uno o ambos terminan colisionando, se destruyen; podemos estar lo más cerca a otro universo pero debemos dejar espacio entre ellos, para que ambos puedan subsistir, para que puedan vivir y coexistir sin causarse daño; o bien dos universos pueden converger, correr el riesgo de unirse, de formar un vínculo más allá de lo que ellos mismos saben, después de todo la convergencia es hermosa, en todo, cada ámbito, toda extensión; pero es complicada, podemos converger nuestro universo con el de otro, pero debemos estar seguros de poder sacarlo de nuestra vida cuando nosotros lo deseemos y al final de ello ser capaces de sentir satisfacción por hacerlo. Como humanos, una de las mayores cosas que debemos aprender es a converger con la persona correcta, conllevar y disfrutar ese enlace y si nosotros lo deseamos o las circunstancias lo requieren, sacarlo de nuestra vida y poder sentirnos satisfechos.
Más que el saber qué sí y qué no, conocer nuestros límites y lo que podemos soportar, no lo que estamos dispuestos a.