En la cama de una habitación dentro del palacio se encontraba una jovencita, se movía de izquierda a derecha mientras murmuraba, las palabras "muerte" eran las que más repetía, se retorcía de izquierda a derecha luchando contra lo que habían dentro de sus sueño, una súplica salió de sus labios "por favor, no", sus manos se aferraron a las cobijas, mientras seguía la rubia con los ojos cerrados, apretados, una lágrima le corría por la cara mientras se retorcía en la cama víctima de sus pesadillas, las cosas de su habitación comenzaron a elevarse, los vidrios de los espejos se reventaron cuando grito "los protegeré". Su respiración comenzó a cortarse, levanto su mano y creó una esfera de fuego, comenzó a gritar, y en cuanto abrió los ojos lanzó la esfera de hacia uno de sus muebles que comenzó a quemarse.
Se despertó de golpe con la respiración agitada, jalaba bocanadas de aire pero nada llegaba a sus pulmones, uso toda su energía para alcanzar un inhalador que tenía a su lado, lo agito y después de dos disparos, logró recuperar el aliento. Estaba bañada en sudor, sus ojos estaban llenos de lágrimas producto de los terrores nocturnos, y sus ansias por jalar una bocanada más de aire, sostuvo su pecho y tomo unos anteojos.
El sol no había aparecido y sus ojos azules no podían ver nada en la oscuridad, catorce años habían pasado desde que Dallan había sido encontrada en el palacio, muerta, ahora tenía dieciséis. Pero algún milagro la había devuelto a la vida, sus padres habían muerto ese día y había quedó bajo la tutela de su tío.
Tomó su pulso mientras que en su cabeza se repetía que solo había sido un sueño, jamás recordaba lo que pasaba dentro de ellos pero sabía que no podían ser realidad, detestaba tener que dormir, pasaba días enteros, comiendo cualquier cosa que la mantuviera despierta, en especial dulces, cualquier cosa que evitará que sus ojos se cerrarán.
Fastidiada se puso de pie y arrojo lo primero que tuvo a la mano, rompiendo en mil pedazos una lámpara, se meció en su cama mientras agarraba su cabeza, prendió la luz y miro él desastre que se había provocado mientras dormía, bufo y caminó hasta su escritorio, prendió su laptop y recargo su cabeza en el escritorio mientras esperaba a que encendiera, con sus dedos marcaba la espera como si al hacerlo acelerará las cosas, en cuanto se prendió busco el símbolo de un teléfono, desplegó una ventana y llamó al único contacto que tenía en la lista. Giró un pequeño reloj en medio mientras unas campanas sonaban indicando que marcaban
—Vamos, vamos... ¡Contesta cabron!
Golpeó con sus puños el escritorio con los dientes apretados hasta que el reloj dejó de girar y apareció un muchacho de cabello castaño y alborotado en la pantalla con una gran sonrisa, se veía más joven de lo que en realidad era, tenía la misma edad que ella.
—¡Buenos días!
—¡Pendejo! ¿Por qué no contestas?
El muchacho se hizo para atrás y se escondió atrás de un volumen gordo y grande que tenía grabado "alquimia" —Hola Arquímedes, ¿cómo estás? Yo muy bien, ¿y tú Dallan?
—¡Me carga la puta chingada y tú me sales con tus mamadas! —grito a todo pulmón mientras terminaba de romper las pocas cosas que quedaban encima del escritorio
—¿Otra pesadilla? —bajo el libro
Ella asintió con la cabeza mientras se abrazaba —Ya no quiero dormir, no quiero dormir... Fue un sueño, fue un sueño... Un sueño que nunca pasó
—Tranquila, ya estoy aquí, sabes que tampoco duermo por las noches —le sonrió— además... Tengo algo importante que decirte
Dallan levanto una ceja y miro la pantalla, Arquímedes había desaparecido pero solo unos segundos, antes de volverse a sentar frente a ella, saco un panecillo y colocó una vela
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Corazón de Oro
Fantasy"Un sueño que nunca pasó, un sueño que creo recordar, un deseo echo realidad" Dallán tiene dos años cuando se convierte en la heredera al trono de Az, un reino lleno de magia, en donde deberá de vivir ahora que sus padres están muertos para converti...