Capítulo 5 Concurso

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Revisaron una vez más su cuaderno de canciones, el día del concurso está tan cerca que los nervios comenzaron a sentirse. Los ensayos habían mejorado bastante, pasando algunos incidentes donde se había quedado congelada, en todos había logrado mantener el contenido de su estómago dentro.

Arquímedes había decidió salir con Denise, lo cual desagrado a Dallán, pero al verlo feliz prefería morderse la lengua para no interferir en sus deseos. Sus clases de alquimia se mantenían, en orden y eran los únicos que jamás sufrían en temporada de exámenes y pruebas. En el restaurante habían logrado obtener un permiso para seguir con sus ensayos.

—Necesitamos una canción que sea una bomba, algo que reviente los oídos, para que todo el mundo aclame tú nombre

—No quiero a un montón de pendejos gritando mí nombre, ¿te dijeron que podía ser cualquiera?

—Si, mientras fuera una canción —le sonrió Arquímedes— deberías tocar la guitarra

—Jódete —le hizo una señal obscena sin voltearlo a ver mientras seguía dando vuelta a las páginas de su libreta—, apenas puedo cantar, ¿y quieres que me concentré en dos cosas a la vez? Jódete, olvídalo, es mucha presión

–Esta es linda —la detuvo en una hoja—, jamás imaginé que escribieras canciones de amor

—¡Agh! Déjame, si quiero escribir sobre un par de pendejos que se aman lo voy hacer, ¿dónde está la puta regla del universo que me lo prohíbe?

—Yo no dije que no lo hicieras, pero se me hace curioso

—No solo escribo para bobos enamorados, también te escribí una

—¡¿De verdad?! —sonrío mostrando sus dientes— ¡Quiero oírla! Por favor, ¿podrías?

—¡No! —se sonrojo— Es una estupidez, y me pongo nerviosa, no, no la cantare

Se tiró al piso y se retorció, tosió —Muero —volvió a toser—, veo una luz, a lo lejos —estiró su brazo al cielo

—Ve hacia ella, y a mí déjame de joder, has todo el puto drama que quieras, no lo haré

—Sería una buena práctica

—No me presiones

Arquímedes soltó el aire y se resignó, dejó su drama pero se quedó en el suelo mientras solo la veía a ella

—¿Y si escribes una?

Soltó una carcajada —Buena esa, no es tan simple, algo me tiene que pasar lo suficientemente fuerte para que tenga ganas de escribir

—¿Así escribiste las de amor?

Suspiró —Si, fueron sueños

—Creí que solo tenias pesadillas, siempre acabas deprimida

—No, muy de vez en cuando sueño algo lindo, tampoco lo recuerdo pero me dejan una sensación, ¿cómo explicarte? —tronó sus dedos— De alegría, por eso me deprimo

—Eso no tiene una pizca de sentido

—Es que me deprime por qué ese recuerdo se acabó y regreso a mi realidad, una muy amarga realidad, llena de pendejos que solo joden, como señor, y enemigos a cada vuelta de la esquina, eso haría que a cualquiera se le bajara el animo, de echo odio más los sueños lindos

—¿Entonces sueñas que amas a alguien?

Se rascó atrás de la nuca —Mira, es complicado, no quiero hablar de eso —la volteó a ver y se rió mientras le sonreía— no insistas en el tema

—¿Por qué no?

—Por qué no estoy lista para hablar de eso, no me presiones, te juro que te cuento, pero hoy no estoy lista para hablarlo

Corazón de OroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora