Poema: «Guerra del destino».

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Quizás no estabas destinado a mi,
tal vez todo esto es un juego del destino.
Un destino caprichoso,
que no desea paz para nadie.

No te atrevas a desafiarlo,
ni el más fuerte de los amores pudo ganarlo.
No importa cuánto luches,
todo ya está escrito, de nada sirve que llores.

Así traigas tu ejército completo,
recuerda no arriesgarte mucho.
De todas formas ni aunque lo intentes,
podrás cambiarlo siquiera un poquito.

Cuantas veces le rogué un cambio,
y cuantas veces ignoró mis ruegos.
Hace oídos sordos,
a todo aquel que ose pedir diferencias.

Oh, no llores mi niño.
Tus puras lágrimas no lo apiadarán.
Por favor guarda tus fuerzas,
para cuando la batalla definitiva este cerca.

Muy pronto todos se alzarán,
nadie se quedará de brazos cruzados.
Todos anhelan por fin,
acabar con su mala racha.

De su lado estarán los dioses,
mirando desde lejos sus movimientos.
Expectantes por saber,
quien logrará llevarse la copa.

Oh, no llores mi niño.
Los enemigos son fuertes,
no dejarán que lo nuestro se acabe.
Ganarán ferozmente la batalla del destino.

Aunque solo son suposiciones,
solo palabras de aliento.
Todos en el fondo saben,
que al destino nadie gana.

Si juegas con fuego,
no saldrás ileso.
Quemaduras marcarán tu cuerpo,
son la huella de que lo intentaste.

Nada habrá sido en vano,
lograste incentivar la fe en todos.
El destino ahora teme,
no quiere quedarse sin seguidores.

Se ha hecho una proclama oficial.
El amor verdadero ha vencido.
Triste el destino,
solo le queda aceptar la derrota.

La pérdida es amarga,
no puede aceptarla.
Necesita encontrar algo con que vengarse,
de todo aquel que se elevó en su contra.

Ahora que el destino está fuera de juego,
recurrió a su última carta.
La más poderosa de todas,
el tiempo, nadie puede con él.

Poeta de madrugadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora