𝑽𝒂𝒕𝒊𝒄𝒂𝒏 𝑪𝒂𝒎𝒆𝒐𝒔 |𝐒𝐡𝐞𝐫𝐥𝐨𝐜𝐤|

✨✨16 | Indiferencia involuntaria

Durante el lunes por la mañana Alice vuelve hasta Scotland yard para reencontrarse, después de una semana, con sus colegas; quienes no dejaban de quejarse sobre lo tedioso del caso y el frío norteño. Sin embargo, una suspicaz Donovan no puede ocultar su curiosidad por mucho tiempo.

―Dimmock nos contó sobre el caso en que te viste envuelta con el fenómeno y su acompañante ¿ahora son amigos? ―pregunta Sally despectivamente, ello mientras toma asiento junto a la rubia frente al escritorio.

―Sólo les asistí en ciertas ocasiones...

―¡Terminaste en un hospital y diste de baja a un criminal! ―exclama Lestrade con gran énfasis y su tan característico acento cockney. Sally alza una petulante ceja en dirección a Sanders.

―Cosas que pasan ―se justifica, encogiéndose de hombros con desinterés, deseando con desesperación cambiar el tema, ya que, aun se le revolvía el estómago al pensar en lo sucedido en aquel abandonado subterráneo.

―Ya se lo he dicho mil veces a ese hombre que vive junto a él y te lo repetiré mil veces a ti si es necesario, Alice. Aléjate de Holmes, está demente y es peligroso... ―la joven le observa contrariada debido a la no bienvenida sugerencia.

―Sally, soy una profesional en el área de psicología. Créeme, sé con quién estoy lidiando y sé que él no es peligroso.

―No lo defiendas, él es sólo un hombre miserable en busca de problemas.

La tensa chica se moja los labios y pierde su mirada sobre un punto lejano en el piso, contemplativa, pensando en lo peculiar que era sentirse personalmente agredida por el insulto de un amargo tercero en contra de alguien a quien había conocido hace tan sólo dos semanas y del que había recibido tanta hostilidad verbal. Aun así, la crudeza de aquellos días investigando el caso del banquero, el peligro, la confianza, la lealtad y camaradería... Esas eran experiencias y sentimientos intensos para compartir durante una vida entera, pero, con él todo parecía irremediablemente rápido, peligroso, pero en su lugar de todas formas. Y era cierto. Su personalidad es peculiar y bastante tóxica en su tratar con otros, no obstante, ella podía entrever a través de las grietas de su hostil fachada en donde, era muy probable, yacía la esencia y el instinto de un fiel amigo.

―No lo defiendo intencionalmente ―asegura certera―, tan solo veo las cosas con la objetividad posible de alguien quién sólo lleva dos semanas conociéndoles a todos aquí. Y, por lo visto, los sucesos que rodean a Sherlock no son más que un resultado de su intrepidez, insensatez y talentos; por lo tanto, no es un psicópata como lo has repetido ya mil veces ―dice lo último con grave tono irónico y Lestrade pretende intervenir, pero se detiene a sí mismo cuando Alice continúa―. Además, no es culpa de él que tu aventura de oficina sea tan evidente, hasta yo lo noté y sólo tuve que consultar por ahí para confirmar mis sospechas ―a Sally se le agita la respiración y la rubia prosigue sin intimidarse―. No puedes juzgarme por no guardar rencores que no me corresponden, Donovan. Tu veneno no es realmente justificado. Quédatelo para ti misma y con eso le harás un favor al mundo.

―Okay... Chicas, no es momento de peleas... ―tenso, les observa a ambas simultáneamente―. Intercambio de opiniones, lo que sea... ―continúa un ansioso Lestrade para así distraer los malos ánimos―. Vamos a trabajar... Tenemos un caso que atender.

Los tres efectivos de Scotland yard dejan de lado sus problemáticas personales y conducen hasta la escena a revisar. Lo que alguna vez fue un gran callejón en medio de una localidad marginal y alejada desde el centro de Londres, ahora estaba reducida a escombros; ya que, hace algunas horas, hubo una masiva explosión en el lugar y no había pista o huella inmediata sobre qué o quién causó el estallido.

―¿No hay testigos o víctimas? ―pregunta Lestrade a los oficiales quienes monitoreaban el perímetro.

―No, señor. Llegamos un par de minutos después de la explosión. No había nadie en el lugar... Pero las pericias siguen su curso y los escombros son revisados meticulosamente para detectar al responsable de causar la explosión.