11 de diciembre, 23:24

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Theo suelta una carcajada aliviada.

—¿Todo esto por una chica guapa?

—No. Ella... Llevo viéndola cada noche desde hace años.

—No sabía que tuvie...

—Theo, no lo entiendes. La veo en mi cabeza. En mis sueños —frunce el ceño.

—Vas a tener que explicarme eso mejor.

Buscamos una mesa y pedimos un par de cervezas. Entonces le relato cómo, cada noche, soñaba con Dioses tratando de matarme, pruebas, y una chica de ojos azules. Y cómo, cada noche, me enamoraba de ella, para luego volverme loco y matarla.

Theo silba.

—Joder, ¿estás seguro de que es ella?

Asiento.

De pronto, una siniestra sonrisa se desliza por el rostro de Theodore Walker.

—¿Qué?

Se levanta en silencio y sale de mi campo de visión. Minutos después, me da un golpecito en el hombro.

—Will, Abbie y sus amigas están deseando conocerte —sonríe y sé que esto es una venganza—. Vamos, no seas tímido.

Me levanto y avanzo hacia el grupo de chicas, con mi corazón acelerándose a cada paso que doy. Abigail se da la vuelta y me ve, y en ese momento deja caer su vaso al suelo.

Me ha reconocido igual que yo a ella.

Me pongo a su lado y sonrío ampliamente al grupo de chicas.

—Hey, ¿alguna podría decirme el nombre de esta chica? —poso una mano sobre el hombro de Abbie. La siento estremecerse bajo mis dedos.

—Echa el freno, vaquero. No está disponible —alzo mis cejas.

—Ah, ¿no? Bueno, yo sólo quería hablar con ella.

Todas miran a Abigail inquisitivas.

—Abbie, ¿conoces a este tipo? —ella me mira y asiente.

—Bueno, señoritas. Si me disculpan, se la voy a robar un rato.

Me aparto de ella y camino hacia la puerta. Como no me sigue, me giro hacia Abigail.

—¿Vienes?

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