Sueño profundo (10)

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Ese mismo día, mientras Amanda dormía, mientras ella descansaba y liberaba aquella tensión, pasaría algo extraño y nuevo para ella.

Desde que su padre falleció, Amanda constantemente soñaba con el, soñaba que lo veía "dormido" en una caja, y que ella solo se encargaba de abrazarlo y cuidar que nunca se fuera, es como si estuviera en un hospital cuidando de el, es como si estuviera "en coma", pero en sus sueños Amanda se encontraba sola con el, no había nadie más en su triste sueño, era como un sueño del que ella no quería salir.

Amanda notó en su sueño como su padre entre abría los ojos constantemente, ante eso, Amanda sorprendida no dudó en exclamar:

-¡Papá! Oh Dios mío, ¿estás bien? Por favor despierta, no te vayas, por favor, te lo suplico, no te vayas (lo abraza).

-..... (Quejidos)

-Si supieras cuánto tiempo estuve esperando a que despertaras, ay no, en serio te espere mucho, no te vayas de nuevo

-... Am.... Amanda

-¡papa! Perdóname por todo, no puedo controlar a ni madre, soy una pésima hija, perdóname

-Amanda, yo... Me tengo que ir

-no por favor, otra vez no, por favor (llora y lo abraza)

- Hija... Ven, acuéstate aquí conmigo

-(*amanda se acuesta en la caja con su padre)

-Algunas personas, escúchame bien, algunas personas...

-¿aja?

En ese momento el padre de Amanda se desvaneció, Amanda quedó sola en aquella caja, que más bien era un baúl angosto, parecido a una cama, Amanda no pudo contenerse y gritó, gritó con todas sus fuerzas, pues la única manera de ver a su padre había desvanecido.

Una persona se acercaba a Amanda, ella no podía notar quién era, su cara estaba totalmente cubierta por una sombra, esta no dudó en correr hacia la sombra, aquella persona abrió los brazos y le dio un largo abrazo a Amanda.

"Pero quién eres tú"

Susurró Amanda en voz baja, mientras abrazaba a la persona misteriosa, no podía ver quién era pero era como si aquella persona la abrazara para consolarla, ella no dudó en abrazar a la persona aún más fuerte, un abrazo en el que se podía calmar y liberar todo, un abrazo de esos largos en donde se siente un calor que no se compara con algún otro afecto.

En ese momento la persona toca las mejillas de Amanda pero Amanda no puede ver quién es, ella grita:

¿Quién eres? ¿Por qué haces esto?

En ese momento Amanda se levantó, miro la hora de su teléfono, estaba sudada, estaba algo agitada, todavía era de noche en aquel mismo día, ella siguió descansando y escuchando música, hasta el siguiente día.

Apuesta milagrosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora