Miles odia todo tipo de eventos sociales (bueno, excluyendo las fiestas callejeras a las que asistía cuando era soltero), por eso cuando aceptó asistir a la boda de una amiga de su esposa lo hizo refunfuñando. La ceremonia fue breve (por fortuna), aunque eso solo significaba pasar más tiempo en la insufrible recepción.
Mientras esperan a los novios recorre el jardín con la mirada, escuchando vagamente a Cristhi hablar con unos completos desconocidos. Hay diez mesas circulares y una más grande de forma rectangular (la única completamente vacía), rodean una pista de baile, todas tienen manteles blancos, adornados por arreglos florales de claveles blancos y rosas, los cuales se repiten a lo largo de toda la decoración. Bufa y cierra los ojos, siente que se va a quedar dormido en cualquier momento.
Comienzan a entrar los que asume son los padres, hermanos, damas de honor y demás "personas importantes" de los novios. No les presta atención hasta que la pelinegra le señala discretamente al padrino, un chico rubio con una sonrisa radiante, pero pronto se da cuenta de que no es a él a quien apunta, sino a la chica que va tomada de su brazo: tiene la piel pálida, con un largo cabello rojo que cae hasta la mitad de su espalda, es la única que mira a su alrededor con cara seria, y una casi imperceptible expresión de superioridad. Miles siente que se le cae el alma a los pies, especialmente cuando el chico se acerca a su oído, le dice algo que la hace reír y, aparentemente, causa que se relaje. Está tan asombrado que apenas reacciona cuando todos se ponen en pie para aplaudir a la feliz pareja.
No presta atención a nada de lo que sucede a su alrededor, solo mantiene su mirada fija en el desconocido y su acompañante, al parecer la pelirroja solo habla con él, pero lo más extraño es que ríe a menudo e incluso llega a sonreírles a las demás personas de la mesa.
—Cariño, cariño. —Lo llama su esposa durante un brindis— ¿Estás bien?
—Sí, es solo que me sorprende verla aquí.
—A mí también ¿Cómo conoció a Nathaniel?
— ¿Nathaniel?
—Es el padrino y hermano del novio.
— ¡Salud! —Han terminado los brindis y, con ellos, la conversación.
Es momento del primer baile de la pareja como recién casados, todos los miran, algunos con alegría, otros con nostalgia, hay quienes se secan las lágrimas...incluso la chica fija sus ojos plata en ellos con expresión de curiosidad; todos, menos el ojiverde, que la sigue contemplando perplejo. Invitan a las demás parejas a unirse, muchas personas se levantan, incluyendo al rubio y su compañera, los mira incrédulo, nunca la ha visto bailar, y al parecer no lo hace muy a menudo porque nota cómo pisa al chico un par de veces, pero aún así él se entretiene haciéndola girar por la pista, ambos conversan y ríen, ajenos al resto del mundo.
Luego de un par de horas Miles se encuentra sumamente aburrido y enojado, incluso se ha olvidado de mantener su expresión de cinismo, lo cual debe notarse en su rostro, dado que los demás apenas se atreven a mirarlo. Finalmente encuentra su oportunidad cuando el chico se levanta y se aleja a un rincón del jardín, aparentemente para fumar un cigarrillo. Se dirige hacia él sin decir nada.
— ¿Qué relación tienes con Annie? —pregunta nada más llegar, lo cual sorprende al rubio, quien se encontraba distraído.
—Supongo que debes ser Miles ¿O me equivoco? —comenta sonriendo con suficiencia.
—Sí, ahora dime ¡¿Qué relación tienes con Annie?! —La mirada de su interlocutor se ensombrece, y antes de que pueda reaccionar su puño impacta contra su barbilla, está a punto de devolver el golpe cuando una mano sobre su brazo lo detiene. Gira la cabeza y se encuentra con la chica de ojos plata, pero ella no lo ve, se encuentra mirando al otro reprobatoriamente.
—Deberías volver con Cristhi —susurra soltándolo y acercándose al tal Nathaniel. Se siente traicionado, celoso, impotente. Tiene ganas de gritarle que no puede hacerle eso, pero su orgullo no se lo permite. Al final obedece y los deja solos.
No puede oírlos discutir, pero nota que al final él la abraza y ella no se resiste. La pelinegra le reclama algo, pero no la escucha, está demasiado ocupado pensando que esta vez sí la perdió para siempre.
Cuando la fiesta está por terminar su esposa insiste en acercarse a hablar con su "cuñada". La pelirroja le dirige una sonrisa forzada y ambas se enfrascan en una conversación sobre lo único que, en el fondo, las une: Miles Junior.
—No entiendo cómo puedes vivir sabiendo que arruinaste su mejor oportunidad de ser feliz —dice Nathaniel mirándolo, no comprende a qué se refiere y no tiene oportunidad de pedir una explicación, puesto que inmediatamente se aproxima a la chica de ojos plata, le susurra algo al oído y esta le dice adiós a la pelinegra.
Ven cómo se despiden de la familia y se van. Ellos hacen lo propio un rato después.
—Annie se ve muy bien, parece contenta, hacía mucho tiempo que no la veía así —comenta Cristhi de camino a casa.
—Hace mucho tiempo que no la veías —refuta, sin ánimos de conversar.
—Aún así, hubo un tiempo antes de que se fuera en el que parecía mucho más fría y distante que antes, como si le hubiera pasado algo malo.
—No le pasó nada.
—Yo creo que sí. —Se queda pensando un momento—. Por la época en que comenzamos a acomodar el cuarto de Miles.
Por esa época terminó con su novio, pero eso no eramalo, Annie no sabía cómo mantener una relación, era un final predecible, esono la había cambiado, no había sido el motivo de su partida y, por supuesto, notenía nada que ver con él ¿Verdad?
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En la multimedia Annie y Nathaniel bailando ;)

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Algo de Ternura
General FictionDos jóvenes sentados uno frente al otro en un restaurante. La pelirroja le murmuró al mesero "Lo de siempre" y el ojiverde se revolvió el cabello, la chica lo miró expectante. - ¿Y bien? - Es una tontería - La última vez que dijiste eso casi nos cue...