CAPÍTULO 4

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El joven de cabellera rosada caminaba de un lado a otro, exasperado, siendo seguido por un dulce y pequeño cachorro de color oro que le movía la cola entusiasmado e intentaba pescarse a sus zapatos. Miraba airadamente al pequeño chico de cabellos plateados que se mantenía sentado en su sofá, mirándole con ese par de ojos tristes.


Bufando una última vez, el mayor se detuvo y se sentó sobre la pequeña mesa de centro, mientras sostenía su cabeza en sus manos y negaba un par de veces. Alzando la mirada, se encontró con la expresión anhelante de su hermano.


—¡No!— gruñó el pelirosa mientras el cachorro saltaba a su regazo y se acomodaba allí, evidentemente la bola de pelos planeaba tomar una siesta.

—Pero Yongie...

—¡No puedo, Seung Hyun!— tomó al cachorro y se lo entregó al menor— No puedes quedarte aquí. Es más, llamaré a mamá ahora mismo para que vengan por ti.— hizo el ademan de sacar su teléfono móvil solo para sentir como el ojeroso se lanzaba a él y le arrebataba el bendito aparato— ¡Devuelve eso!

—¡No!— el menor se puse de pie, teniendo en sus manos el aparato— Por favor, Ji Yong.

—Seung Hyun, no puedo. Yo no puedo estar pendiente de ti, eres un niño y yo no estoy en casa todo el día.

—¡No soy un niño! ¿Por qué no pueden entenderlo? ¡Puedo cuidarme solo!

—Escucha...— se sentó en el sofá, mirando directo a los ojos oscuros de su hermano— No puedo hacerme cargo de ti. Trabajo todo el día, estarías solo. ¿Quieres eso?

—Ji Yong, de verdad quisiera que dejaran de tratarme como a un niño. Tengo diecisiete, la suficiente edad para poder cuidar de mí. Quiero quedarme aquí.— se sentó al lado del mayor.

—Todo lo que conoces está en Jeju.

—Tú estás aquí...— el mayor suspiró.

—Lo estoy.— acomodó unos de los mechones del menor, logrando que éste frunciese el ceño ante tal acto, pero no se apartó— Cuando llegué a Seúl, y deje todo atrás, muchas veces quise regresar. No es fácil, Ri. Prácticamente es empezar de cero. Existen veces en las que quisiera escuchar los consejos de mamá o los ánimos de papá, pero una llamada no es suficiente.

—Pero si yo estoy aquí servirá para ambos. Tú puedes apoyarte en mí cuando quieras, y yo en ti.— el menor se encogió de hombros— Ji Yong, de verdad quiero esto. Por favor, ayúdame.

—¿Y qué pasará con la escuela? ¿Y tus amigos? ¿Y mamá y papá?

—¡Me transferiré! Inicié ya el proceso de cambio. Mis amigos van a estar allí, además puedo contactarlos por Facebook. Y mamá y papá, ellos estarán allí si quiero regresar. Además solo son unas horas cuando sienta que debo verlos. ¡Prometieron que vendrían!

—¿Y las colegiaturas? Ri, es cierto que gano bien pero serían muchos gastos más.

—¡Trabajaré!— miró al mayor, anhelante, sentía que estaba a nada de convencer al mayor.

—¿En qué? Eres menor de edad, no te darán un empleo.

—¡ChaeRin, ella podría contratarme! Lo ha dicho ella misma, soy un excelente bailarín y podría trabajar allí mismo. Medio tiempo dependiendo de mi horario de clases. Por favor, hermano.

—Estoy seguro de que voy a arrepentirme después.— murmuró mientras suspiraba profundo. Miró al menor quién mordía su labio inferior— Está bien, te quedarás aquí.

—¡Sí! ¡Por eso eres mi hermano favorito!— con una efusividad a la que estaba acostumbrado, sintió como el pequeño chico se arrojaba a sus brazos, consiguiendo llevarlos a ambos al piso, ni siquiera la alfombra consiguió que el golpe no fuese tan duro.

ATYPICAL PRINCESSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora