CAPÍTULO 15

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El constante golpeteo de las manecillas del reloj que yacía sobre la mesa de noche sólo terminaba dándole un aire tétrico al momento. Sentados al borde de la amplía cama, uno al lado del otro, Seung Hyun y Ji Yong parecían haber enmudecido desde el preciso instante en que habían entrado en la alcoba.

Ninguno de los dos sabía exactamente cómo empezar. ¿Deberían siquiera hacerlo? No era como si alguno de ellos dos hubiese dicho o hecho algo, simplemente se habían visto en medio de un bochornoso momento ocasionado por alguien más.

Carraspeando repentinamente, Ji Yong mordió su labio inferior mientras retorcía sus largos dedos en la tela de su traje de baño. Mirando disimuladamente, notó cómo el mayor parecía perdido en sus propios pensamientos, mientras una arruga se marcaba entre sus cejas.

Entonces...— comenzó con un ligero murmullo, observando cómo el cuerpo más grande se tensaba.Ni siquiera sé por dónde comenzar.rio sin ganas.

—ChaeRin tiene una gran habilidad para inmiscuirse en asuntos ajenos.el menor asintió, conformeLas cosas no tenían por qué suceder de esta forma.— se lamentó— Créeme que en este momento lo único que deseo es estrangularla.

—¿Eso quiere decir que en algún momento lo dirías?— murmuró quedamente, agachado la mirada, tratando de evitar que el más alto se diese cuenta de cómo sus mejillas se habían teñido de rosa.

—Tú y yo no somos extraños, Ji Yong. Somos adultos y entre nosotros han pasado más cosas de las que quizás deberían, sin embargo no me arrepiento.

—Seung Hyun...

—No me refiero sólo al sexo— rio mientras revolvía su cabello nerviosamente— Claro que el sexo es genial. Me encantas y me encanta tener sexo contigo.— declaró torpemente, ignorando cómo el más bajo se retorcía en su lugar, obligándose a no esconderse en algún lugar por la vergüenza que sentía.— Me refiero a todo lo demás.

—Los besos...— el mayor asintió.

—Las sonrisas.— declaró firmemente el pelinegro, observando el cómo bailarín alzaba la cabeza por primera vez y le miraba directamente— ¿Sería tan malo?— el menor frunció el ceño— Enamorarse. ¿Lo sería?

—No. No lo sería. — murmuró quedamente, sintiendo enseguida los largos dedos del mayor sosteniendo su mentón.

—¿Y si fuera cierto? ¿Si en verdad me hubiese enamorado de ti?

Ji Yong se estremeció visiblemente mientras era observado por el más viejo, quien se tomó el atrevimiento de sonreír abiertamente al mismo tiempo en que su largo dedo índice delineaba con soltura el contorno de los delgados labios color cereza.

Pensar en un futuro asegurado, no era la clase de pensamientos que Ji Yong solía tener. Toda su vida se había tratado de decisiones que sencillamente podrían haber sido tomadas a la ligera. Por ejemplo, cuando joven, había decidido abandonar el lugar al lado de sus padres sin siquiera saber qué pasaría con él cuando llegase a la gran ciudad. Se había aventurado a un lugar que poco conocía y había tomado los recursos que la vida pobremente le había ofrecido, convirtiéndolos en suyos, dándoles su toque personal.

Y justo en ese momento, teniendo a aquel hombre frente a él, se sentía ciertamente acorralado. Sabía lo que su corazón sentía. Pero también era consciente de lo que su razón pensaba. Podría arriesgarse como siempre, para que las cosas funcionasen o no. O simplemente podría frenarse, pensando por primera vez antes de embarcarse en una aventura desconocida.

Seung Hyun fue consciente de cada uno de los latidos de su corazón mientras esperaba alguna respuesta, la que fuese. Observaba detenidamente al espontáneo bailarín mientras sus dedos acariciaban distraídamente las delgadas muñecas, deleitándose con la suavidad de la pálida piel con olor a manzanas.

ATYPICAL PRINCESSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora