En medio de un largo suspiro, Ji Yong se deslizó fuera del reducido espacio de la ducha y luego de envolver una toalla alrededor de sus estrechas caderas, salió del baño tan solo para encontrarse en medio de esa habitación excesivamente decorada con posters, CD's tirados y un mar de objetos que le habían pertenecido cuando era más joven.
Sonriendo irónicamente, se echó sobre la cama luego de enfundarse en su ropa interior y pantalones deportivos. Desde hacía más temprano, no podía dejar de pensar en la locura que había vivido con Seung Hyun. Ese atardecer en la playa, entregándose con pasión y necesidad, desenfreno.
Aún recordaba el sonido acelerado de la respiración del otro hombre contra su cuello mientras él se mecía en su regazo. Recordaba perfectamente la cadencia del sonido de los suspiros y los murmullos. Sentía sobre la piel las caricias, como si esas manos jamás se hubiesen ido, como si continuaran amándolo.
Frotándose el rostro, hizo un intento por sofocar el suspiro enamorado que rogaba por emerger desde el centro de su pecho. Deseaba estar en los brazos de aquel hombre, aun cuando lo había estado hacia escasas horas. El empresario se había convertido en una necesidad básica para él, y ni siquiera se había dado cuenta de en qué momento.
Estando a punto de cerrar los ojos y abandonarse en los gentiles brazos del sueño, escuchó en la planta baja el bullicio de voces alteradas, gritos y reprimendas distorsionadas por las paredes que le rodeaban. Alzándose mientras fruncía el entrecejo inconscientemente, salió de la habitación y bajó rápidamente las escaleras, justo en el momento en el que su padre ingresaba en la puerta principal en medio de fuertes altisonantes.
—¿Qué ocurre?— inquirió desorientado, intercalando la mirada en sus padres.
—Sabía que tarde o temprano él querría comportarse justo de la misma forma que tú. — acusó el mayor, apuntándole con el dedo.
—Seung Gi...— advirtió la mujer, colocándose a un costado de su hijo— No digas algo de lo que puedas arrepentirte después.
—¿Qué demonios sucede, mamá?
—Es tu hermano.— murmuró— Pero no te preocupes, tu padre está exagerando.
—¿Exagerando?— gritó— ¿Te parece que estoy exagerando Sun Hee? ¡Mi hijo está imitando al tuyo en todo lo que hace!— bufó— Al principio fue el maldito cabello, después quiso marcharse a la ciudad, ¡Y ahora lo encuentro besándose con un hombre, fuera de esta casa! ¿Crees que estoy exagerando?
—Papá...— murmuró Ji Yong.
—No.— gruñó— No digas nada.— se le acercó con los puños apretados— No voy a dejar que mi hijo tome el mismo camino que tú. Lo encontraré esta noche, tú me ayudarás a buscarlo, y cuando lo encuentre se va a quedar aquí. No va a regresar contigo a Seúl. No voy a dejar que sigas convirtiéndolo en una copia tuya.
—Seung Gi...— la bella mujer se paró frente a su esposo— No sigas con esto, porque te juro que si vuelves a insultar a mi hijo, te quedas solo. — murmuró con voz gangosa y los ojos cristalizados.
—No mamá.— el rubio le sonrió a la mujer mientras acariciaba su brazo— No peleen por esto. Entiendo su punto, y lo respeto. No pelees con él por mí.— sonrió, val-entonándose— Tan sólo quiero que sepa algo señor Lee...— murmuro gangoso mientras miraba al mencionado— En ningún momento influí en su hijo. De hecho, él se metió en mi vida. Una vida que tomé lejos de aquí porque sabía que sería lo mejor para todos.
—Mi amor...— Sun Hee barrió la solitaria lágrima en la mejilla del joven.
—Tan solo quiero que sepa que cuando él llegó a mi departamento hace meses, él ya tenía sus inquietudes. Quizás se trate simplemente de curiosidad, no lo sé. Sin embargo, yo no influí en él. Y tenga por seguro que no dejará de averiguar lo que quiere saber, tan solo porque a usted no le parezca.
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ATYPICAL PRINCESS
RomanceUno no quería más dulzura, no era una chica para que lo trataran como a una. El otro estaba harto de involucrarse con mujeres que iban detrás de su billetera, mujeres libertinas y codiciosas. Él quería a una chica linda y que le necesitara hasta par...