CAPÍTULO 5

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Aquel joven pelirosa gimió apenas sintió aquellos suaves labios recorriendo la sensible y tierna piel detrás de su oreja. Unas amplías manos se ciñeron a sus angostas caderas, jalándole hacia un duro y bien constituido pecho, dejándole sentir aquel duro pedazo de carne contra su redondeado trasero.

Abrió los ojos cuando experimentó el húmedo músculo emprendiendo un recorrido por su nuca. A través de los varios espejos, su mirada color caramelo se encontró con unos brillantes y lujuriosos ojos chocolate que derrochaban deseo. Mordió su labio inferior al reconocer a aquel hombre. Lee Soo Hyuk. Aquel apuesto hombre con el que había estado saliendo hacia algunos meses.


—¿Qué demonios crees que haces?— gruñó Ji Yong, recuperando su raciocinio. Se apartó bruscamente del apuesto y alto pelinegro, girándose entonces para enfrentarle.

—¿Es así como me recibes después de tanto tiempo?

—¿Y cómo debería de recibirte según tú, Soo Hyuk? Nosotros terminamos y acordamos que no volveríamos a vernos. A todo esto, ¿Qué haces aquí?

—Buscó estabilidad, Ji Yong. La estabilidad que solo una persona me puede dar. Y esa persona eres tú. Estoy buscando eso que sólo encuentro contigo...— murmuró el apuesto pelinegro, acorralando al pequeño chico contra los espejos.

—Déjate de estupideces.— gruñó— Si mal no recuerdo, la última vez que nos vimos dijiste que no podrías seguirme el ritmo. Que era asfixiante.

—¿Y qué querías que hiciera? Yo quería ir enserio contigo, pero tú te empeñas en llevar la vida que llevas.— explotó el pelinegro, alejándose, dándole la espalda.

—No pienso amoldarme a ti, Soo Hyuk.

—¡Diablos!— se giró para mirarle— Vine aquí a buscarte, para decirte que todavía te amo, que no puedo olvidarte. No he podido sacarte de mí sistema y aun así tú...

—¿Aun así yo qué?— le miró a los ojos.

—Si tan solo dejaras esta maldita vida. Si tan solo te comportaras como alguien normal.— se acercó tan rápido al menor, que apenas y éste pudo reaccionar— Deja las aventuras de una noche...— acunó la tierna mejilla en su mano— Deja este trabajo inmaduro. Podemos comenzar bien.— sonrió— Tú y yo.

—No voy a cambiar, ni por ti ni por nadie. No eres tan especial para mí.— se apartó— Fuimos buenos juntos. Pasamos tantas cosas de las que no me arrepiento, pero solo eso. No permitiré que me cambies. Te lo dije una vez, y voy a repetirlo. No soy lo que buscas, no soy la mujercita que necesitas. Soy un hombre que sabe valerse por sí mismo y que no tiene ni tendrá la más mínima intención de convertirse en una.

—Ji Yong, por dios. Recapacita. Estas viviendo un sueño, un capricho, uno que tarde o temprano va terminar y entonces te darás cuenta de que es demasiado tarde.

—¿Para qué? ¿Para qué me quieras? ¿Para eso?— negó repetidas veces— No, Soo Hyuk, te equivocas conmigo. No soy de ese tipo, y creí que lo sabías.— señaló la puerta con una de sus manos— Vete. Si viniste solo para eso, vete.


El apuesto y alto pelinegro suspiró frustrado. De verdad había querido hacer entrar en razón al bailarín. De verdad quería una vida con él, pero una buena vida, una en la que tuviera la seguridad de que estaban juntos y no sólo una vaga esperanza de que en cualquier instante, el menor no se iría para vivir otra aventura.

Miró por última vez al pequeño y precioso chico, memorizando ese ovalado rostro, gravando en su corazón esa mirada color caramelo que estaba fija en él, rogándole con ese simple gesto que se marchara, junto con esa expresión ceñuda que lucía tan tierna en su rostro. No volvería. Había sido cierto, él le había dado la última oportunidad. Tarde o temprano el pelirosa se arrepentiría, no solo por la vida estable que dejaba pasar, sino porque ese estilo de vida que llevaba, no le haría nada bueno al final.

ATYPICAL PRINCESSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora