Al día siguiente, Cáncer despertó en un parque, sí, un parque, buscando a los chicos por todos lados, volvería a la casa de Chandra. Mientras que ellos, estaban en el hotel, jugando Mario Kart. Capri le llevaba una gran ventaja a Acuario, y él, estaba concentrado mirando la forma en que ella reía y jugaba, Dios, le encantaba de todas las maneras posibles, ¿cómo no? Podía ser pesimista, negativa, fría, pero era ella de verdad, y no debía fingir para gustar de Acuario.
— Me encanta este hotel, no tiene ajedrez como los otros —dijo ella divertida, poniendo atención a la pantalla— Deberíamos venir más seguido, es genial.
— ¿No te molestó que hayamos dormido en la misma cama? —Capri detuvo el juego y giró la cabeza para verlo mejor.
— Para nada, dormí cómoda y sin frío, eres un buen remedio para el resfrío —respondió Capricornio con una sonrisa. La cual era la causa de la de Acuario. Besó su mejilla y volvió a jugar con Toad— Creo que deberíamos irnos, ahora quizás los demás están preocupados.
— Habrían llamado —dijo él y la apretó un poco, con sus brazos alrededor de su estómago.
Capri volteó y rió. Luego, puso una mano cubriendo los labios de Acuario y besó su mano, como si se estuvieran dando un beso. Él no pudo evitar morderse el labio, sacar la mano de Capricornio y acercarla a su persona, dándole un tierno beso en la frente. Ella se sonrojó notablemente, y para devolverle el beso, besó la punta de su nariz. Esta vez, Acuario se ruborizó y la abrazó con fuerza.
Ya era tiempo de volver lamentablemente. Se levantaron, fueron a pagar y se fueron. Acuario se ofreció a llevar todas las cosas, pero Capricornio sabía que se hacía el caballero, ya que en realidad nunca hacía eso con ninguno de los signos. Seguro lo hacía cuando estaban solos. Llegaron a la estación de trenes y por fin tuvieron un poco de señal. Ambos tenían como treinta llamadas perdidas, cuarenta mensajes y cincuenta mensajes de voz.
Se miraron y empezaron a reír exageradamente.
— Somos los mejores amigos del mundo —bromeó Acuario.
— Oh, sí, los mejores —dijo Capri sarcástica, con una sonrisa.
— ¿Sabías que tus sonrisas son la causa de las mías? —preguntó él divertido, y acomodó un mechón de pelo detrás de su oreja, besándole la cabeza de forma tierna y delicada.
— ¿Me estás tratando de coquetear, Acuario? Porque te ha salido muy natural —bromeó Capri, estaba tan poco acostumbrada a los halagos que escuchar aquello era nuevo para ella, y quien siempre le decía esas cosas lindas era él, por lo que ya no tenía cómo avergonzarse— Yo no sé coquetear.
— La verdad es que con decir que mis ojos son lindos estás coqueteando, Capri —respondió Acuario a ese comentario— Aunque si quieres llegar a otro nivel, probablemente recibirías un beso.
— ¿Entonces tú merecerías un beso? Porque por lo que yo recuerdo más de alguna vez me has dicho perfecta y que soy linda, y que todos deberían amarme, has aumentado mi ego.. —el chico rió y depositó un rápido y brusco beso sobre la mejilla de la chica— Guau, eso fue rápido.
— Lo siento —se disculpó.
— No tienes por qué disculparte, Acuario —dijo ella— Eso fue muy bonito.
Él sonrió y cuando llegó el tren, subieron mientras mantenían una conversación llena de chistes, bromas y juegos. El problema fue cuando llegaron a la estación donde quedaba la casa de Chandra. Todos estaban esperándolos de brazos cruzados y expresión seria. Maldición, estaban enojados. No, ¿cuál era la palabra? ¡Furiosos! Exacto, furiosos porque les arruinaron la diversión gracias a que Cáncer estaba preocupado y les hizo esperarlos hasta que volvieran en la estación, cuando podrían haber estado en la playa, bañándose, comiendo como puercos. Pero no. Cáncer los obligó a estar en la estación de tren.
— MALDITOS HIJOS DE SUS MADRES, LOS HEMOS ESPERADO HACE DOS HORAS —Capri rodó los ojos ante el quejido de Géminis— Y díganme, hijos míos..
— ¿YA TUVIERON SEXO? —exclamó Cáncer ansioso, preocupado y nervioso. Capricornio y Acuario empezaron a ahogarse con sus propias salivas, casi muriéndose asfixiados— RESPONDAN, HIJOS DE SATÁN, PECADORES.
— N-No.. Cáncer, por Dios, ¡no! —gritó Capri haciendo que su labio inferior resbalara entre sus dientes por el nerviosismo— ¿Y dónde está Chandra?
— Nos vino a dejar, por si el sexo les afectó la cabeza, debemos irnos en un par de horas —dijo Libra.
— Y nos arruinaron la diversión —comentó Leo.
— Exacto —la respaldó Géminis.
— Sí, claro, ya llegó el guardaespaldas —dijeron Piscis, Virgo, Sagitario, Aries y Escorpio.
— Ustedes lo pasaron bien, así que no se quejen —agregó Tauro apuntando a Leo y Géminis.
Capri y Acuario no entendieron nada de lo que pasaba, por lo que se encogieron de hombros y los siguieron casi de la mano para no perderse de nuevo. Odiaban los trenes.
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Juegos del Zodiaco.
HumorDoce signos conviviendo día a día sin saber quiénes son o cómo llegaron ahí. Seis chicas completamente diferentes. Seis chicos totalmente distintos. Una vida para divertirse, compartir y enamorarse. Y la memoria, muerta eternamente.