Capitulo 5

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-Si quieres las puedo apilar yo, digo, si... te cansas mucho- Me ofrece Eve con amabilidad.

-No, déjalo, estoy bien- Me enderezo y comienzo a apilar las latas en la estantería.

-Nos tenemos que poner al día, no hablamos hace mas de cuatro años- La miro sorprendida, sin dar crédito a lo que estoy oyendo.

-¿Hablas enserio?- Digo aclarándome la garganta.

-Claro ¿porqué no? Soy nueva aquí y tu... bueno necesitas una amiga.

-¿Es tan obvio que no tengo amigos?- Pregunto mirando hacia abajo.

-Sin ofender, pero sí- Frunce los labios y me doy cuenta de lo poco que me importa lo que piense la gente de mi.

-Entonces... sobre ponernos al día... ¿Qué cuentas?- Se ríe, no sé muy bien de que.

-Vivo con mis padres en Buckhead, nos mudamos a principios del verano por el trabajo de mi padre, siempre ha tenido la tienda, pero cuando le ofrecieron trabajo bien pagado en Road Island, bueno... tomó la oportunidad y nos fuimos; pero supongo que ahora que regresamos, no nos volveremos a ir. ¿Y qué me dices de ti?- Siendo sincera envidio su perfecta vida, la mía apesta.

-Pues... vivo con mis padres cerca de May Park, tenía una hermana...ella- Callo un minuto -Murió en un accidente de autos el año pasado...- Trago con dificultad e intento seguir -Era dos años mayor que yo y...- Parpadeo intentando de ahuyentar las lágrimas.

-Hey, tranquila esto no es biología, di lo que quieras- Genial, añado a Eve a la larga lista de personas a quienes les causo lástima. -Debe apestar que todos sientan lástima por ti ¿no?- Como si hubiera leído mis pensamientos,dejo de estar tensa enseguida.

-Es una mierda- Arrastro las palabras y ya tengo los ojos vidriosos. Permanecemos en silencio, durante un largo rato lo único que se escucha es el sonido de las latas raspando el cartón de la caja y luego el sonido sordo del impacto entre ambos metales. Cuando las cajas ya están vacías, Eve rompe el silencio ensordecedor. 

-Ya terminamos, quieres ir a pasar el rato a mi casa, hoy no vienen clientes según veo- En eso no se equivoca, no ha entrado ni un solo cliente desde que llegamos.

-Sí, claro- Me sorbo los mocos y sonrío débilmente.

-¡Papá nos vamos a casa!- Grita de nuevo.

-¡Bueno, Adiós linda!- Salimos de la tienda, haciendo sonar una vez mas la campanita colgada en el umbral.

                                                                                     *  *  *  *  *  *  *

La casa de Eve es pequeña, blanca, rodeada de césped y lavandas. Introduce una llave, pintada con esmalte de uñas rosado, por el cerrojo de la puerta de madera y esta se abre en seguida. En el interior puedo escuchar a su madre tarareando una canción desde la cocina y varios periódicos están esparcidos en la mesa del comedor.

-¡Mamá llegué, voy a estar en mi habitación con una amiga!- Su madre asoma la cabeza por la puerta para verificar y asiente.

-Claro nena, vayan- Escaleras arriba, caminamos por un corto pasillo alfombrado hasta dar con la pieza de Eve, llena de posters de surfistas musculosos sin camiseta, otros cuantos de Avril Lavigne y fotos de su infancia. Nos sentamos en su cama sobre el cubrecama a puntos y ella comienza a hablar. Creí que los momentos incómodos serían tantos que la tensión se sentiría en el aire, pero a diferencia de eso hablamos sobre... todo por horas, si así se siente tener una amiga entonces me agrada haber encontrado una, reconozco que sigo siendo una fiel admiradora de la soledad, pero esto no es tan malo como pensé. La pantalla de mi celular se ilumina y el tono comienza a sonar, lo contesto, es mi madre y de seguro está enfadada.

-¿Mamá?

-¡Audrey! Supongo que vienes de camino a casa, porque ya casi es hora de cenar- Me riñe.

-Sí voy en camino- Maldigo por lo bajo y le hago una seña a Eve para que tome sus llaves.

-Apresúrate- Bajo las escaleras corriendo, Eve le grita algo incomprensible a su madre, subimos al auto y acelera. 

-¿Cómo es que puedes conducir teniendo solo 16?- Pregunto jadeante.

-Pueeees si te refieres a que es legal entonces no. En vacaciones de primavera íbamos a las afueras de Road Island a practicar, no puedes negar que conduzco como si ya tuviera mi permiso- Eso es cierto, se le da bien ir al volante.

-Pero no lo tienes- La miro incrédula y suelto una carcajada.

-Técnicamente, no- Se ríe y me doy cuenta de lo distintas que somos; ella es delgada pero tiene curvas y buen cuerpo, yo soy tan delgada que parezco desnutrida; su pelo es largo, liso y castaño, mientras que el mio es rubio, ondulado y solo llega a la altura de mis omóplatos; sus ojos son pardos y es de tez morena, los míos son verdes y no sé si mi palidez se debe a los tratamientos médicos o a que me aburre tomar sol; pero algo que se puede distinguir a kilómetros de distancia , es que ha sido feliz toda su vida y por eso se puede dar el lujo de ser tan alegre y extrovertida, diciendo lo primero que se le cruce por la mente sin filtro alguno, yo por mi parte he vivido una lucha desde que era pequeña y ser introvertida es lo único que está a mi alcance, espero que algún día también lo esté la felicidad, aunque lo dudo mucho. Eve estaciona el auto en la entrada del garage y bajo.

-Adiós corrupta.

-¡Técnicamente no es ilegal!- Dice a la defensiva.

-"Técnicamente"- La imito. Entro a mi casa y Eve desaparece por la calzada.








Esperanza de atardecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora