La mire bien. Era una mujer alta de cabellos negros y ojos aceitunados. Su piel era blanca como la nieve. Comencé a temblar levemente. Era un frío horrible. Jamás había sentido uno así. Recordé las palabras de Justin. Rachel es inofensiva cuando no esta en horas de trabajo, y no es siniestra y esas cosas. Te sorprendería lo linda que es. Lo único es que hace un poco más de frió cuando ella esta.
- ¿Rachel? – le dije por lo bajo.
- Se nota que Justin te ha hablado de mí – me dijo sonriente.
La mire sin poder creerlo. Tengo a la muerte frente a mí. Esto no era posible. Retrocedí unos pasos. Ella rió por lo bajo.
- Tranquila, ______. No voy a hacerte daño. No estoy en horas de trabajo, y además a ti te falta todavía – dijo.
- ¿Qué… que haces aquí? – le pregunte luego de unos segundos.
- ¿Por qué mejor no vamos a tu casa o ha otro lado? No creo que quieras que te vean hablando con la nada en medio de la calle – me dijo.
- ¿Con la nada? – pregunte.
- Yo tengo el poder de hacer que solo la persona que yo quiera me vea. Y en este caso tú eres la única que lo esta haciendo – dijo.
Asentí levemente y comenzamos a caminar. El molesto frío aun no se había ido de mí. La mire de costado. Justin tenía razón. Ella no es siniestra y nada de esas cosas. Es más, es muy bella. Y si la miras bien es algo parecida a Justin. Llegamos a mi departamento, entramos. Le pregunte si quería algo de tomar, me dijo que no. Nos sentamos a la mesa. Ella frente a mí.
- ¿Qué pasó? – le pregunte luego de unos segundos de silencio. Ella acomodo su garganta y miró a su alrededor.
- Si mi hermano se llega a enterar que vine a verte, se enojara mucho conmigo y será capaz de no hablarme por un millón de años – me dijo. Reí por lo bajo.
- Tranquila, yo no le diré nada – le dije.
- Estoy preocupada por Justin – dijo. Fruncí el ceño.
- ¿En que sentido?.
- En todos los sentidos.
- ¿Por qué?
- Mi hermano es el Diablo, ______. Jamás ha conocido lo que es el amor, jamás se ha preocupado por alguien que no sea él. Bueno tal vez si, cuando nací yo. Pero a lo que me refiero es que nunca lo había visto tan perturbado – me dijo.
- ¿Quieres decir que él tal vez este mal por mi culpa? – le pregunte.
- No, no por tu culpa – dijo y se acercó un poco más a mí para bajar la voz – Creo que has despertado algo dentro de él. Algo que desconoce y por lo cual esta confundido.
- ¿Qué tengo que hacer?
- Sabes que ha hecho un pacto con el Creador, ¿verdad? – me dijo.
- Si, lo se. Y es una locura.
- También lo creo. Pero _____, eres la única que puede despertar eso bueno que Justin tiene dentro.
- ¿Cómo lo hago? – Dije
- Arriésgate. Al diablo con las reglas de Dios, _____. Él mismo creo las reglas del amor, y si él mismo las prohíbe se está contradiciendo – me dijo.
- ¿Qué debo hacer?
- Lo que sientes. Cuando lo tengas al frente y creas que es hora de despertar lo bueno dentro de él, haz lo que te diga tu corazón – dijo y se puso de pie. Yo también lo hice – Ahora debo irme, ya es hora para Clara Ames.