Una Mision Juntos (parte 4 final)

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El amanecer se hacia presente, Mira y Laxus arreglaban sus cosas para partir, aun les quedaba un largo camino.

Ambos magos iban en silencio, pero no era un silencio incomodo, estaban observando los pequeños paisajes que había.

—Oye Laxus, admite que ayer te puse nervioso. —La albina observaba al rubio el cual solo se quedaba en silencio.

—No diré nada. —El rubio evito mirarla.

—Vamos Laxus, admitelo, nadie lo sabrá. —Mirajane intentaba verlo a los ojos, pero este no se dejaba.

—Pierdes tu tiempo. —El rubio aceleraba el paso.

—Seguire hasta que lo admitas. —Mira no se quedaba atrás.

—No tengo nada que admitir. —Laxus comenzaba a molestarse.

—Te estaré molestando hasta que lo admitas. —Mira se cruzaba de brazos.

—Que no, ya deja de molestar, me estresas. —El rubio levantó la voz y encaro a Mira.

—No tienes por que ser grosero. —Las lágrimas salían de la albina.

—Espera, no llores, lo siento mujer, no quise ser grosero. —Ahora el rubio intentaba calmar a su compañera.

—No tenias que gritarme así, si te molestaba solo debidas admitirlo y te dejaría tranquilo. —Mira seguía llorando.

—El rubio soltó un suspiro. —Bien, lo admito, me has puesto nervioso, solo un poco.

—Muy bien, ves que no te costaba nada. —La albina dejo de llorar y le dedicó una sonrisa.

—Que rayos, solo estabas fingiendo. Te odio. —Laxus estaba indignado.

—No lo creó, me amas. —Mirajane caminaba enfrente del rubio moviendo las caderas.

El rubio solo guardo silencio y una pequeña sonrisa se formo en su rostro, para seguir con su camino.

Después de horas de camino, al fin habían llegado al país de Aragor, un país bastante humilde y con una gran riqueza turística, los distintos gremios que se encontraban en Aragor, no eran muy famosos, pero son bastante buenos, en las calles se podía ver aldeanos y magos caminar con igualdad, se podría decir que es un país bastante igualitario.

Mirajane estaba asombrada por la belleza de sus calles, estructuras, pero antes debían llevar el mensaje al rey de Aragor, Laxus le prometió que después, verían el lugar.

Al estar en la puerta prinsipal del palacio, un hombre los revisó, al ver que todo estaba bien, les permitió entrar. Como era de suponerse el palacio era majestuoso.

El rey estaba sentado en el trono, a lado su esposa e hija la cual observaba al rubio de cierta manera.

—Magos de Fairy Tail, dejenme agradecer su gran trabajo, han traído el mensaje a salvo, me gustaría invitarlos a una cena, es lo menos que podemos hacer. —El rey observaba a ambos magos.

—Si, por favor, quedense. —La única  hija tomaba la palabra.

—Si, sería un honor, tenerlos como invitados. —La reina agregaba.

—Si, además, me gustaría conocer al gran Laxus Dreyar. —La hija del rey mostraba una sonrisa.

—Bueno, nosotros... No queremos molestar. —Por alguna razón ver los gestos de la princesa y ver como observaba a su compañero, no le agradaba.

—Vaya, si mi hija quiere conocer a Laxus, entonces con más razón, deberían quedarse. —El rey sonreía.

—Lo lamento, no podemos quedarnos, partiremos mañana en la mañana y le prometi a mi compañera que visitariamos todos los lugares posibles. —Laxus tomo la palabra.

—Oh, vamos, por favor quedense. —La princesa alzaba un poco la voz.

—No puedo aceptar un no, por favor, insisto. —El rey se levantaba de su asiento.

—Laxus, hay que quedarnos, igual, después podemos venir. —Mirajane susurraba para Laxus.

—Querias conocer el lugar y eso haremos, además pude notar algo de infinidad de parte tuya, además cenar con unos reyes y su hija no es muy de nuestros estilo. —El rubio sonrió.

—¿Que han decidido? —El rey observaba a los dos magos.

—Es un honor, pero me temo que debemos rechazar su oferta. —El rubio observaba al rey con seriedad.

—Ya veo, es una lástima, bueno, entonces no hay nada más que hacer, un personal los escoltara a la salida. —Ambos magos asintieron y salieron del lugar.

Tenían un par de horas para visitar algunos lugares, primero fueron a cenar, después visitaron algunas de las calles más famosas del lugar, algunos monumentos, Mirajane tenia a Laxus cargando algunas bolsas donde llevaba recuerdos, así pasaron la noche, de un lado a otro.

...

A la mañana siguiente, ya estaban en camino al gremio, esta ves tardarían menos en llegar, aun así, el camino sigue siendo largo.

Después de un largo viaje, el cual, la mayor parte del tiempo, pasaron durmiendo, al fin habían llegado al gremio, han pasado casi 6 días desde que se marcharon, así que ver el gremio nuevamente era reconfortante.

—Mira-Nee, Laxus, bienvenidos. —Lissana saludaba con una sonrisa a sus compañeros.

Los demás magos, les recibieron con una sonrisa, Natsu intento enfrentar a Laxus, este solo le dio un golpe y lo dejo inconsciente, los demás no quisieron molestar, sabían que estaban cansados.

—Mirajane, Laxus, vengan a mi oficina. —Ambos le siguieron.

—Mañana le entregó el informe ¿Que necesita? —Mirajane sonreía.

—¿Como les fue? ¿Laxus no hizo nada indebido? —Makarov posaba sus ojos en su nieto.

—¿Porque me miras así? no soy un violador. —Laxus volteo la mirada.

—Pero te conozco Laxus. —Makarov no despegaba la vista de su nieto.

—Si quisiera hacer algo, ya lo hubiera hecho anciano. —Laxus bufaba.

—No me hables así mocoso, soy tu maestro y abuelo. —Makarov solo quería molestar a Laxus, así que después soltó una risa.

—Y pensar que son nieto y abuelo. —Mirajane solto una risa. —Bueno, todo estuvo bien, solo unos magos intentaron evitar que entregaramos el mensaje, pero todo salio bien.

—Muy bien, entonces pueden retirarse. —Acto seguido, ambos magos salieron del lugar dejando a Makarov solo.

Poco después, Mirajane le conto a los chicos, como es que Laxus admitió haber sentido nervios, así que soltaron una carcajada la cual termino al ver como Laxus los observaba.

—Oh, lo siento, se me escapo. —Mirajane posaba una mano en su boca y soltaba una pequeña risa.

—La próxima ves, no caeré en tus engaños. —Laxus salió del gremio rumbo a casa.




...



Me gustaría saber que opinan de los cambios, gracias por leer, hasta pronto.

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