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Aquellas páginas que quedaban por escribir de nuestra historia se quedaron vacías, y en tu cara apareció aquella mirada de desesperación, rogando internamente tener más tiempo.
Me mirabas esperando que te dijera que todo era broma, que no me iba.
Pero no era así. Ya todo estaba decidido.
Y yo solo esperaba un abrazo más fuerte, un minuto más.
Un día más.
Y solo conseguí rompernos el corazón.

Cartas al vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora