Prologo

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Al sonar la campanilla de la entrada del Café, inmediatamente te llevaste todas las miradas, incluyendo la mía y despertaste en mí, sentimientos que creía dormidos.
Era un día totalmente gris y lluvioso, pero tú parecías ajena a todo eso; llevabas tu cabello de colores en una coleta y una sonrisa contagiosa. Te sentaste frente a la ventana y desde ese día siempre lo ocupaste.

Cartas de DesveloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora