Veintidos

10 1 0
                                    

Alicia:

2:31 A.M

Acostada bajo un árbol, sola.

Raro.

Pase por tu lado y note que estabas llorando. Juro que me rompiste el corazón, tenía miedo de acercarme como muchas veces me ha pasado, pero algo me decía que dejara de ser cobarde y lo hiciera de todas formas.
No sé de donde saque el valor para sentarme junto a ti, pero lo hice.

Ni yo podía creerlo.

Espere pacientemente a que notaras mi presencia. Lo hiciste.

Te sonreí con vergüenza, tus bellos ojos estaban cristalinos y en un milisegundo ya no los vi más, porque me estabas abrazando fuertemente.

Parecía que nunca me soltarías.

Yo estaba completamente estático, duro como piedra. Acaricie tu cabello, no sabía que mas hacer, no tenía idea que decir, así que no lo hice, solo deje que te desahogaras...

Te separaste, no quería que lo hicieras, quería seguir aparentado que era alguien indispensable para ti.

Dijiste "Gracias" como muchas veces he oído salir de tus labios, pero esta vez no sabía su verdadero motivo.

Te fuiste, dándome la increíble vista de tus ondas de colores azules y verdes, mejor que una obra de Picasso.

Me disponía a macharme, pero note que dejaste tu cuaderno de dibujo a un costado, lo tome entre mis mano y observe sus tapas marrones.

Quise gritarte, llamar tu atención, pero habías desaparecido como una aguja en el pajar.

Atte: El chico del árbol.

Cartas de DesveloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora