Veintitrés

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-Es tu oportunidad, la excusa perfecta para hablarle.

-No puedo.

-¿No era que el cuaderno tenía su número escrito?

-Si, pero...

-¿Entonces porque no?

-Porque Alicia no es como tú y yo, Max. Ella es todo un enigma esperando a ser resuelto, resplandece entre todos, en cambio yo... yo solo soy el chico que le sirve el café.

-Sigo sin entender como te enamoraste de ella.

-No hay nada que entender. El amor llega cuando menos te lo esperas, de las maneras más extrañas, en los momentos menos oportunos y ni siquiera tienes tiempo de echarte para atrás, cuando te das cuenta que perdiste la cabeza por esa persona. No me enamore de ella por cómo lleva su cabello o la ropa que usa o porque está llena de vida, me enamore de sus berrinches, de sus caras de desconcierto, de sus risas anormales, de su torpeza... Me enamore de sus defectos, esos que la hacen resaltar de los demás.

-David, si no haces algo al respecto por esa chica, alguien más lo hará y ahí será cuando te quieras cortar las pelotas.

-Pues entonces pásame unas tijeras... porque ella está saliendo con alguien más.

-Nunca es tarde para intentar, amigo. No te rindas ahora.



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Antonella. R. P

Cartas de DesveloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora