Un agridulce amor platónico - Capítulo 2

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Al abrir sus ojos Carol encontró muy diferente el ambiente que la rodeaba; no era el mismo aroma que envolvía cada mañana toda su habitación.

Buscó cobijo llevando su mirada al decorado techo de su supuesta habitación, pero sólo encontró una pared pintada de blanco. La ventana continuaba cerrada y sólo algunos rayos de sol conseguían traspasar las grandes y profundas persianas.

En aquel techo no había flores, no había colibríes y aquello la aterraba.

Llevó sus manos hacia aquellas sábanas que la cubrían para olearlas con cuidado; quería identificarlas. Aquel aroma no era el del detergente que utilizaban en casa, era diferente.

El pánico recorrió el cuerpo de Carol cuando palpó su cuerpo completamente desnudo.

''No puede ser...'' se dijo para ella misma aterrada.

Al girarse por completo hacía la derecha observó a Tobin durmiendo plácidamente a su lado; también se encontraba desnudo y cubierto por la misma sábana que ella.

''Carol, ¿Qué has hecho?''. Aquella frase se repetía una y otra vez en su mente.

Aquello no podía haber pasado. No podía haber pasado.

Lentamente se incorporó en aquella enorme e incómoda cama; estaba dispuesta a encontrar su ropa y marcharse lo antes posible.

Cuando se levantó de la cama observó como toda la ropa estaba tirada en el suelo; su ropa se entrelazaba con la de Tobin.

Con cuidado cogió toda su ropa. Era increíble la sutileza y la delicadeza con la que Carol agarraba su ropa para no ser escuchada por Tobin.

Para vestirse, decidió salir fuera de la habitación ya que no podía seguir oliendo aquel aroma; se negaba a pensar que había ocurrido aquello. Se vistió en el cuarto de baño principal. Se lavó la cara, se peinó, recolocó toda su vestimenta y botas y se preparó para salir de la casa de Tobin sigilosamente.

Carol se puso rumbo a su casa; tenía que plasmar todos sus sentimientos en aquel diario. El diario que había decidido escribir le ayudaba en su reflexión, en su purga de pecados. No era el diario de una adolescente, era el diario de una mujer que necesitaba expresar todos sus sentimientos ocultos.

Parecía que se había levantado temprano, ya que no había nadie por las calles de la comunidad cuando salió de la casa de Tobin.

Al llegar al porche de su casa observó a Rosita sentada en una de las sillas de jardín que Rick había incorporado allí, como supuesta zona de relax. Rick era conocedor de las veladas nocturnas de Daryl en aquel porche y quería que estuviese lo más cómodo posible.

Rosita estaba fumando, de nuevo con la mirada perdida. Carol juraría que jamás había visto aquella chica fumar, pero supuso que sería debido a su estado de ánimo; ella también había decidido unirse al ''club del humo'' por una temporada.

Pasó por su lado, y la saludó con un sencillo y sonoro ''Hola'' pensando que ésta debido a su estado no iba a contestarle, pero se equivocaba:

- ¿Has pasado la noche fuera? – preguntó Rosita apartando la mirada de la nada y mirándola a ella a los ojos.

- Si... - respondió Carol algo incómoda.

- Bien – añadió Rosita.

Carol se quedó extrañada por completo, no entendía a que venía aquella pregunta. A pesar de aquel incómodo encuentro Carol se decidió a entrar a casa. Todo parecía en silencio y aquella idea la reconfortaba; nadie más que Rosita era conocedora de aquella salida nocturna.

"Inevitable" (Caryl fic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora