Oigo forcejeos, y un líquido espeso se resbala por mi pierna. Una voz retumba en mis oídos, pero soy incapaz de reconocerla y de saber qué dice. Intento con cada fibra de mi ser moverme, pero no puedo. La angustia y la impotencia me corroen. Quiero gritar, aún sabiendo que no podré. Finalmente, no sé si por cansancio o por ebriedad, pierdo el conocimiento.
Cuando finalmente me recupero, Eric está zarandeándome desesperadamente. No para de gritar mi nombre, y tiene los ojos enrojecidos y aguados. Si no fuera porque no creo que haya razón para ello, juraría que ha llorado. Cuando ve que vuelvo en mí, para de gritar y me suelta. Sigo en la misma habitación que antes; pero ahora hay más luz, ya que la puerta está abierta. Intento levantarme ante la intensa mirada de Eric, pero no puedo. Soy incapaz de mover las piernas, me pesan una tonelada. Una punzada de terror me golpea el estómago, pero se disipa al ver que no puedo mover las piernas debido al gran hombre rubio que yace encima de ellas. Jack está inconsciente, y tiene una gran herida en la mandíbula. De su boca cae sangre, y se extiende por la pierna donde momentos antes sentía un líquido espeso. Me fijo mejor y me doy cuenta de que estoy desnuda de cintura para abajo, al igual que Jack. La realidad me cae encima como un balde de agua fría.
- Será hijo de... - logro articular con un hilo de voz.
- Debemos irnos, Helen. Creo que ya recibió su merecido. No creo que quiera volver a drogar e intentar violar a ninguna chica nunca más. - la voz de Eric sale grave y profunda.
Asiento, sin decir nada. No quiero dirigirme a él, no he olvidado lo que me hizo. Puede que me haya salvado de ser violada por un repugnante del tres al cuarto, pero también me dejó sola cuando más lo necesitaba, e ignoró (literalmente) mi existencia.
El que solía llamar mi amigo retira de un empujón a Jack de encima mía, me pone mi pantalón y me coge en brazos. Cada célula de mi cuerpo se resiente, pero no me quejo. Interiormente agradezco que me lleve él, no creo que sea capaz de andar en estos momentos. Bajamos por las escaleras y la fiesta sigue igual sin percatarse lo más mínimo de lo que acaba de pasar escaleras arriba. Sólo rezo por no encontrarme a Lace.
Y parece que sea lo que sea que haya allí arriba me ha escuchado, porque no nos la encontramos. Salimos por la puerta trasera y sólo nos encontramos a dos tíos fumándose unos porros. Al vernos, sonríen y se acercan.
- Vaya vaya... tienes buen ojo, chaval. Que ricura... - dice el más alto, que resulta ser rubio.
- Me pregunto que sabrá hacer... - comenta el moreno mientras toca mi brazo.
Eric da un paso atrás para alejarme de esa áspera mano, y con una firmeza y autoridad que nunca le había oído, se dirige a los dos que tenemos delante:
-Dejarla en paz, no tengo tiempo para tonterías. Fuera de aquí.
- ¿Y quién nos va a obligar? ¿Tú?
- Somos dos, y tú sólo uno... venga, ¿nunca te enseñaron que hay que compartir? - comenta el que me tocó el brazo mientras me dirige una mirada perversa.
- No quiero haceros daño. Iros. - dice con voz ronca Eric. Es como si le hubiera costado decir esas palabras. Comienzo a tener miedo, se que esto no acabará bien.
- ¿Hacernos daño? ¿Tú y cuantos más? - dicen ambos chicos al unísono. Comienzan a reírse, y al instante creo que eso va a hacer que Eric pierda la compostura. No me equivoco.
- Vosotros lo habéis querido.
Eric me deja con una delicadeza sorprendente en el suelo, asegurándose antes de que no haya ningún cristal roto. Me dirige una mirada de complicidad, antes de darse la vuelta y caminar hacia las dos personas que han conseguido acabar con su paciencia.
- Que empiece el show. - murmura, y se queda parado; sin hacer nada, esperando a que ellos ataquen primero.
El chico más alto corre en dirección a Eric y cuando va a asestarle un gancho, lo esquiva con facilidad. Aprovechando la incertidumbre de su adversario, le coge de un hombro, le pone la zancadilla y lo tira al suelo.
El amigo del caído se acerca enfadado, y consigue darle un puñetazo en el abdomen a Eric. Éste se arquea por el dolor, pero cuando su nuevo adversario le va a dar un rodillazo en la cara aprovechando su situación de superioridad, Eric lo para, y le da un golpe seco en el cuello. El pobre diablo se desploma al instante, mientras todo es observado por el que continúa en el suelo. Se levanta y arremete contra Eric con todas sus fuerzas, logrando tirarle al suelo. Sin embargo, Eric es capaz de controlar la situación y se posiciona encima del rubio, inmovilizándolo. Consigue cogerle el brazo y ponérselo en la espalda. Eric comienza a ejercer fuerza mientras oigo alaridos de dolor. Le va a romper el brazo de un momento a otro. Las lágrimas se deslizan por la cara del rubio, mientras mira a su amigo inconsciente en el suelo. Las palabras germinan en mi estómago, escalan mi garganta y salen por mi boca sin remedio:
- ¡No! - chillo.
Eric parece darse cuenta de lo que ha hecho y de mi presencia en este preciso momento, y me lanza una mirada llena de confusión. Por unos instantes permanece en ese estado, pero entonces parece serenarse, y habla.
- Pídele perdón a la señorita. - ordena mientras ejerce algo de fuerza sobre el brazo del pobre hombre.
- ¡Perdón! ¡Perdón! No lo volveremos a hacer, ¡lo juro! Pero no me hagas daño, ¡por favor! - implora desesperado.
- Como os vuelva a ver molestándola, no tendré compasión. - dice mientras suelta al chico asustado.
Mientras viene a por mí, el rubio va a la búsqueda de su amigo, que sigue inconsciente en el suelo. Comienza a llamarle y a llorar, intentando que despierte. Eric me coge otra vez en brazos, y antes de irnos, se dirige por última vez al chaval:
-Tranquilo, sólo está inconsciente. Se despertará en unas horas con un simple dolor de cabeza. Siempre y cuando no lo muevas, claro. - dice mientras esboza una sonrisa. Parece divertirse con la situación.
Finalmente nos alejamos de allí. Eric me sube a su coche con todo el cuidado posible, y comienza a conducir sin rumbo fijo. Intento no hacerlo, pero no puedo resistirme a mirarlo. Echaba de menos tenerlo cerca, su olor, su sonrisa. Pero ésta parece haber cambiado, en ciertas ocasiones se vuelve distante, fría; como en la pelea: parecía que le divertía el sufrimiento ajeno. Me he puesto a divagar tan profundamente que ni me he dado cuenta de que ha parado el coche y que me mira fijamente. Parece meditar bien las palabras que va a decir, como si no estuviera seguro de si es lo correcto, pero finalmente se aventura:
- Helen... ¿desde cuando tu tienes compasión por los demás?
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Amnesia
Misteri / ThrillerEstá sola en un mundo que no comprende. No sabe cómo ni por qué ha llegado a esta situación. Olvida todo lo que creías sobre la realidad. ¿Y si despertara? Hasta el capítulo "Gracias" es un prólogo. La historia principal comienza a partir de ahí.