Ante mis ojos estaba el desgraciado que se encargo de darle la muerte a mi hermana. Con su mirada sin vida como siempre y esa asquerosa sonrisa que tenia cuando miraba la tumba de ella.
-¿Por qué eres tan metiche Frederick? –Dijo entre risas yo solo lo observaba.- Invadiste mi santuario...mi lugar perfecto ¿Acaso conseguías algo haciéndolo? La mayoría de la policía estaba bajo mi poder, tu "amigo" Connor me ayudo con eso.- Al oír eso, apreté mi mano tras recordar la traición de Connor.-Oh parece que el detective, le apena saber que todos en los que creía lo traicionaron pobre ¿no?
-Que conseguías haciéndole eso a los pobres niños.-Respondí enojado entre dientes.
-Solo los volví perfectos.
-¿Perfectos?
-Antes de que la sociedad y el mundo los contaminara con su palabrería barata de que pueden ser mejores yo les di un ser fuerte, un ser lleno de confianza en si mismo, si yo fuera ellos estaría muy agradecido. No deje que pasaran lo mismo que yo pase, no deje que la sociedad los contamina y los obligara a ser algo que ellos creían "correcto".-Dijo sonriendo.-Cree a una sociedad nueva y pura, donde la sexualidad y la lujuria no se encontrara en ellos sino en los libros, ¡Son seres independientes! ¿Entiendes eso Frederick? ¡¿Lo entiendes?!
-Eres un enfermo...-Respondí mirándolo mientras sonreía y sus pupilas tiritaban, era como si estuviera en un trance mientras me decía su razón del por que creo a una "sociedad" tan extraña.-No solo los corrompiste, sino que lo haces sufrir obligándolos a ser algo que no quieren, ser fenómenos. Fuiste peor que la misma sociedad de la cual te jactabas tanto, de que no los entenderían.
-¡Cállate! ¡Eso no es cierto!
-Claro que si, los obligaste a ser algo que no te pidieron, es mas ni siquiera querían perder sus vidas en este lugar, siendo lo que tu querías o mejor dicho lo que tu los obligabas a ser. Además muchos murieron por tu culpa, Beck.
El solo miro el piso por un momento y después se puso a reír sin parar, creo que le dio un ataque de risa, tal vez no sabia como reaccionar. Fue ahí cuando vi su mano, ya no era humana sino que parecía una garra de un reptil, yo al ver eso mire para todos lados buscando una salida desesperadamente sabia que esto no terminaría bien.
-Yo no soy como la sociedad Frederick, son mas democrático en el tema de perfección, aunque no me agradan los detectives como tu, puedo dejarte en con vida y perfeccionarte como lo hice con todos los niños de este lugar ¿Qué dices? ¿Serás como Connor?-Pregunto finalmente extendiéndome su mano transformada para que se la estrechara.
-No soy un bastardo como el.-Dije secamente.
-Que lastima, Connor pudo alcanzar la perfección.-Dijo Beck guardando su mano en su bolsillo.-En ese momento algo en la alcantarilla golpeaba la compuerta repetidas veces como si tratara de entrar de manera desesperada a la habitación donde nos encontrábamos, cuando dirigí mi mirada a Beck él ya estaba en la puerta apunto de salir-Nos vemos en el infierno Faber, saluda a mi amada por mi.-Fue lo ultimo que dijo después de cerrar la puerta y encerrarme en esa pequeña habitación.
Me aleje de la compuerta y pensé rápidamente en un lugar para ocultarme o en su defecto una ventana para saltar por ella. Aunque había una ventana lo suficientemente grande como para saltar fue demasiado tarde, esa cosa había entrado. Era como un perro pero tenia 3 cabezas, apenas cabía en la habitación y soltaba mucha saliva parecía hambriento. Empecé a cercarme a la ventana dando pasos lentos y teniendo la mano en la pistola, no moriría sin pelear. Cuando empezaron a erizarse los pelos de su lomo empecé a correr a la ventana, sentía como los pasos de esa bestia se acercaban más a mí, por suerte salte por la ventana.
Antes de que mi vista se nublara oí una voz femenina que decía a lo lejos: ¡Frederick!