Capítulo 26.

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Día uno.
Después de casi dos semanas mirándole con atisbamiento y en secreto, el no tener que espiarlo logró causar un gran vacio en mi rutina diaria. Ese día era viernes y la idea de esperar hasta el lunes para volver a verle no era algo que me animara.

Día cuatro.
De nuevo se ausentó. Un día es normal, dos días ya es algo que sólo pocos se toman la libertad de aprovechar. ¿Será que no ha querido asistir a clases? ¿O será que no puedo encontrarlo entre tanto alumno yendo de aquí para allá? Lo he encontrado los otros días, ¿Por qué hoy no? ¿Algo le ha pasado, algo serio? ¡Basta, ChanShik! Aún no te alarmes. Sólo han pasado un par de días, cuatro a decir verdad, puedes esperar más.

Día seis.
¿Ha salido de viaje? ¿Enfermó? ¿Le expulsaron? ¿Por qué rayos no sé nada de él? Estoy comenzando a preocuparme. Estoy comenzado a extrañar esos pequeños ojos y su delgada silueta. Lo extraño, lo extraño bastante. ¿Debería ir a su casa? ¿Y si se enoja? ¿Debería preguntarle a alguien que lo conozca si de causalidad tiene noticias sobre él? ¿Y si se entera y se enoja?

Día once.
Una semana ha pasado. Esa sensación en el pecho que me dice que algo malo le ha ocurrido no deja de molestarme. He tomado la decisión de preguntarle a sus profesores si algo saben sobre él. Si de casualidad salió de viaje, enfermó o cualquier otra cosa, ellos deberían estar informados para no ponerle inasistencia injustificada.
Tengo esperanzas de averiguar algo sobre JinYoung. No he podido dormir en las noches pensando en lo peor. He dejado de concentrarme en clases por estar pensando en él. Ese chico me tiene mal. Mis amigos dicen que debería dejarle ir, pero ellos no entienden. No es un chico común y corriente, ósea, ¡Es JinYoung! Sí, sí, sí, mis argumentos no parecen ser muy convincentes, pero ellos no lo conocen como yo lo llegué a conocer. Esa es razón suficiente para no querer dejarle ir.

—¿Puedo pasar? —pregunté al momento de golpear la puerta del salón de maestros.

Era receso así que posiblemente el profesor que yo buscaba se encontraba allí dentro.

—Pase —respondió una voz de entre las tantas que se encontraban dentro.

Abrí la puerta y un ambiente tenso y con olor a café me golpeó en el rostro. Muchos profesores comían, otros revisaban trabajos o estaban ocupados en sus computadoras. Me sentía en una oficina. Sí, eso es. Una oficina. Una olorosa oficina. Antes de caminar a lo bruto por tal espacio me cercioré de que el profesor que yo buscaba se encontraba dentro.
Al fondo, la castaña cabellera del profesor Kang captó todo mi atención. Aliviado por encontrarlo, enfilé hacia el con rapidez.

—¡Profesor Kang! —dije con euforia al tenerle por fin en frente.

—¡ChanShik! ¡Hola! ¿Por qué has venido? ¿Tienes alguna duda sobre la tarea?

El profesor Kang es mi profesor de inglés. He logrado establecer una buen vínculo con él. Es muy amable y su manera de explicar es bastante buena. Se qué también da clases a los de último año, quizás también imparta clases al grupo donde se encuentra JinYoung.

—No, nada de eso —negué con una sonrisa apenas visible —. Vine para preguntarle algo. Es importante.

—¿Importante? —reiteró emarcando una ceja —. Bien, dime cuál es tu pregunta y veré si puedo ayudarte.

—¿Usted da clases a los de último año, verdad?

El profesor asintió sin emitir sonido alguno.
Proseguí.

—¿A qué grupo imparte clases? —pregunté con la esperanza de que su respuesta fuese útil para averiguar aunque sea una mínima cosa sobre JinYoung.

—Solamente a dos grupos; A y C. Claro, a ellos les imparto ecología en vez de inglés.

—¿De causalidad en esos grupos se encontrará alguien llamado... Jung Jin Young?

El semblante de profesor dio un inesperado cambio cuando le mencioné a JinYoung. Sus labios se entreabieron como si miles de palabras quisieran escapar de ellos y sus ojos se sobresaltaron como si presenciaran algún hecho paranormal.

—Sí —contestó —. Es... Un alumno un poco diferente.

¿Un poco? Yo diría que mucho. Pensé.

—Tiene problemas para concentrarse, seguido parece preocupado, incluso asustado. He tenido tratos especiales con él. No es malo, al contrario. Parece necesitar ayuda.

Me mantuve cabizbajo pensando en lo último que escuche decir al profesor. Parece necesitar ayuda.
Él necesita de mi ayuda.

—¿Sabe por qué no ha venido a la escuela en la última semana? —pregunté como si fuese un niño nervioso.

—No, lo siento —musitó mirándome aprensivo, como si comprendiera a la perfección mis sentimientos por JinYoung y lo mucho que me dolía no saber de él —. Si quieres puedes preguntarle a sus demás profesores —En una de las tantas hojas que guardaba en el maletín que siempre cargaba consigo anotó los nombres de los profesores de JinYoung. Bien, voy avanzando —. Aquí, tienes —me entregó la hoja con una sonrisa que tal parece pretendía darme ánimos —. Oh, también podrías preguntarle a sus compañeros. Hace poco hice a los alumnos trabajar juntos en un proyecto. Quizás los que fueron su equipo sepan algo sobre él.

Leía los nombres de los profesores intentando reconocer a la mayoría. Para mi mala suerte sólo conocía al profesor Kang. Los otros nombres eran desconocidos para mí.
Por otro lado mi profesor de inglés se retiraba. Casi era hora de regresar a clases. Yo igual debería retirarme.
Un pesado suspiró logró surgir de entre mis labios.

—Tranquilo —mencionó el profesor, posterior a tomar su reconocido maletín —. No eres el único que está preocupado por él. Ya aparecerá.

Día trece.
Las clases están a punto de terminar. Ayer y hoy me dediqué a buscar a los profesores mencionados en la lista. La mayoría me dio muy poca información, además de ser muy repetitiva. Se preocupan por el desempeño de JinYoung, de ahí en fuera no saben nada. Sólo me queda una profesora a la cual preguntar. Espero y ella me de información relevante.

Esperando fuera del aula de JinYoung, observo por la ventanilla de la puerta cómo sus compañeros se mantienen atentos a la explicación, que si no me equivoco era de economía, y anotaban en sus cuadernos de vez en cuando. ¿Alguien ha notado ya que estoy afuera? Yo creo que no.
El timbre sonó. Un par de minutos pasó para que la profesora les indicara que podían retirarse.
Era ahora o nunca.
Giré la perilla y, olvidandome de todos los que aún estaban presentes, me acerqué hasta la profesora dispuesto a ir directo al punto.

—Disculpe, ¿Usted es la profesora Jo? —pregunté evitando mirar a los alumnos que apurados guardaban los útiles en sus mochilas.

—Sí, ¿En qué puedo ayudarte?

Tragué saliva. Si ella no sabía algo nadie más lo haría.

—Estoy aquí para preguntarle si de casualidad sabe algo acerca de un alumno. Se llama Jung Jin Young.

—Ah, claro. Hace un par de semanas que no ha venido a clases. Puede que lo hayan dado de baja, no estoy muy segura.

—¿Es todo lo que sabe?

—Sí. No es un chico que hable mucho.

Ella tenía razón. Si no es chico que suela expresarse sería difícil que alguien siquiera supiera más de lo que yo sé.

—¿Segura que no sabe nada más? —insistí —. ¿Algún dato relevante?

—Bueno... los últimos días que asistió se le veía muy ido y seguido decía cosas sin sentido. Un par de veces le he tenido que enviar a la enfermería y su padre difícilmente ha puesto un pie en esta escuela para cerciorarse de cómo le va a su hijo. ¿Eres algún familiar suyo?

—Podría decirse.

Asentí con la obvia razón de no despertar más dudas acerca de mi búsqueda sobre la verdad. La profesora Jo no me dijo nada más y yo no le pregunté nada más.
Fuimos los últimos en salir del aula. Al dar vuelta en la primera esquina me topé con tres chicos. Sus caras me parecieron ciertamente conocidas. ¡Claro! Son compañeros de JinYoung.

—¿Tú eres ese chico que siempre andaba con JinYoung? —preguntó el chico rubio.

—Sí, ¿Por qué?

—Escuchamos que lo buscas —dijo el más alto de los tres —. Quizás podamos ayudarte...

E s q u i z o f r e n i a ; JinChanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora